PICO URRIELLU- NARANJO DE BULNES

 Tenía muchas ganas de hacer esta entrada porque ya hace mucho tiempo que quería ir.

 Se que el es paciente y espera y que lleva muchos años allí pero le veo todos los días desde mi ventana, allá a lo lejos y parece que me llama.

 Me atrae como un imán y hace que dirija hacia el  la mirada y que  observe como sobresale orgulloso entre esa cadena de cumbres y perfiles que son señas de identidad de quienes moramos por estas tierras.

 Y se presentó la ocasión, y llegó el día y hasta él me acerqué, no pudo hacer mejor tiempo, ni pude tener mejor compañía.

Desde los invernales del Texu subimos pasando por Pandebano y la Tenerosa entre majadas verdes y ganados.

 Alejados del mar las nubes quisieron que de él no nos olvidáramos y se unieron y batieron ante nosotros como si fueran olas.

 Dormimos a sus pies y le rodeamos como si le diéramos un abrazo de despedida

al siguiente día, antes de pasar por Collada Bonita.

 La sensación de libertad es comparable como la que disfrutan por estos parajes los rebecos que se nos manifiestan ante nosotros en su estado más natural.

 Cuando despertamos tuvimos que frotarnos los ojos pues lo que veíamos no parecía real....

 ...los primeros rayos del sol disuelven las sombras....

 ....y las nubes siguen moviéndose como si fueran de espuma.

 Por allí, por Peña Castil pasó Carlos hace unos pocos días y me le imagino en la cumbre trabajando por un sueño.

 Vamos subiendo lentamente, afianzando bien el paso....

 ...con la mirada baja para no ver la empinada cuesta que nos lleva hasta la collada.

 Él va quedando atrás y no sin cierta pena, me consuela pensar que siempre está bien acompañado pues vienen a verle de todos los lados, ingleses, alemanes, cántabros, andaluces, catalanes y como no,asturianos.

 Vamos bajando y caminando vamos compartiendo ideas,proyectos, ansias, deseos, ilusiones, viandas, amigos dejando de lado lo negativo, malos rollos, malas cenas y austeros desayunos....

 ...que para austera y dura,  la vida de las gentes que habitan estas peñas, que transcurre lenta  como el cansino caminar del pastor con su rebaño.

 No olvidaré nunca estos dos días, no me pesan los esfuerzos ni el cansancio, me acompañaron todo el camino don Ñ y Jose, un amigo de los de toda una vida.

Me bastará con cerrar los ojos para ver y revivir todas las sensaciones sentidas.