El latido del bosque y mi corazón,
suenan acompasados.
Poco a poco la niebla desvela,
lo que se escondía tras ella.
No quiero lastimar el musgo
que envuelve y adorna
la corteza de los árboles,
y las piedras.
Quiero mimetizarme con el entorno,
convertirme en helecho,
que me acaricien los rayos del sol,
y aunque no haya fuego,
escuchar bajo mis pies
el crujido de la leña.