La ruta que os propongo hoy, igual os resulta un poco larga.
Son 27 Kms partiendo del pueblo de
Riopanero, uno de los pueblos de Valderredible, al sur de Cantabria entre la España Verde y la Meseta Castellana y una de las comarcas que más seriamente han sufrido la despoblación y el abandono de sus pueblos, la mayoría de ellos apenas pasan de los veinticinco habitantes, en Riopanero quedan diecinueve.
La ruta comienza en una pista embarrada por las lluvias y la nieve caída el día anterior y los primeros árboles que encontramos son una coníferas....
....pero enseguida vamos a entrar en un lugar que es un regalo para los sentidos.
Monte Hijedo se llama, una masa forestal de gran valor ecológico y medio ambiental, un verdadero pulmón, una de las más vastas extensiones de roble albar de la Península Ibérica que en su día se propuso para que fuera declarado Reserva de la Biosfera, la falta de acuerdo entre las administraciones de Cantabria y Castilla-León y otro tipo de intereses no hicieron posible su logro y se perdió una gran ocasión para dar a este entorno la protección que se merece.
Hay que andar por estos lugares con los ojos bien abiertos para descubrir en ellos y que no nos pasen desapercibidos los restos de antiguos molinos de ribera y encontrar las muelas que hace siglos convertían el grano en harina para hacer el pan y que hoy descansan escondidas entre el musgo y la hojarasca.
Cruzaremos el río a lo largo de la ruta numerosas veces y hay que tener cuidado de no resbalar.
Entre los robles aparecen los primeros ejemplares de tejo que crecen en buen numero de forma aislada y dispersa....
.....destacan entre los robles desnudos por su verde oscuro pegados al río......
....o sobreviven abrazados a las piedras como si fueran "bonsais" gigantes.
Dejando el robledal atrás entramos en otra zona del bosque donde el árbol dominante es el acebo, otra especie de gran valor ecológico pues sus frutos rojos en invierno sirven de alimento para los pájaros y las aves del bosque, la nieve no cuaja debajo de los acebos y debajo de ellos la temperatura es mayor por lo que sirve de refugio y pasto para el ganado, corzos y venados.
Salimos del acebal y observamos la inmensa masa forestal que hemos atravesado, 1.246 hectáreas de bosque de las que 1.218 forman parte del más extenso bosque de roble albar de Cantabria, compartido con los Municipios burgaleses de Santa María de Gadea y Arija.
En la Edad Media este bosque sufrió severas talas debido a la alta demanda de leña y carbón y en el siglo XVII su madera fue usada para la construcción de barcos y para alimentar las ferrerías pudo salvar gran parte de su territorio y aún hoy conserva su gran frondosidad.
Hacemos un alto en el camino para reponer fuerzas en este lugar conocido como La Cabaña de Monte Hijedo.
Esta "cabaña" que cuenta con capilla, una torre central y un gran patio donde destaca un magnifico ejemplar de tejo centenario fue mandada construir a finales del siglo XIX por Manuel Fernandez Navamuel, (medico oriundo de la zona afincado en Madrid), para pasar en ella temporadas de descanso.
Volvemos a entrar en el bosque donde aún quedan restos de las últimas nieves...
...y continuamos la ruta por extensos, largos y verdes prados....
....y una vez más volvemos al bosque y a cruzar ríos.
Los robles sin hojas se han cubierto de un liquen que es conocido como "barba de fraile", que tiene propiedades curativas y se usa como antibiótico, antiséptico, sedante y secante de llagas y heridas.
En Aldea de Ebro salen a nuestro encuentro todos los perros del lugar y algún vecino ha de sujetar a su mastín pues la semana anterior se fue de ruta siguiendo a unos senderistas y tuvo que ir a buscarlo a Polientes.
A la salida del pueblo cruzamos el río Ebro que baja con las aguas revueltas y aún nos faltan siete kms para llegar a Montes Claros.
En tren es más cómodo pero no se disfruta lo mismo.
Ultimo esfuerzo que ya tenemos a la vista el
Monasterio, espero que no os hayáis fatigado mucho, yo tengo unas poca agujetas.