¿Qué hacer un sábado por la tarde, cuando una densa niebla cubre toda la zona litoral de Cantabria, y no se puede disfrutar de la playa?.
Pues tomar la autovía de la meseta, subir hasta Reinosa y meternos en Valderredible, por unas carreteras solitarias, bajo unas nubes de algodón visitar alguno de los tesoros más desconocidos y escondidos en la Cantabria profunda, siguiendo el curso del río Ebro que da nombre a este valle.
A ambos lados de la carretera nos acompaña una tupida alfombra de brezo en flor y por las ventanillas del coche entran sugerentes aromas de romero y lavanda silvestres.
Solo el ruido del motor del coche perturba momentaneamente la paz y el silencio de algún solitario cementerio.
Miro alrededor y me invade la curiosidad pues en lo que mi vista alcanza no diviso ningún pueblo ni grande ni pequeño.
Hemos dejado atrás perfiles de altas montañas y el paisaje comienza a ser menos agreste, estamos cerca de la inmensa llanura de la meseta castellana.
Las nubes juegan en el cielo, el calor aprieta y apetece entrar en la masa boscosa a buscar la sombra.
Más de medio centenar de ermitas rupestres están contabilizadas en esta zona de Cantabria que forman parte y dan armonía a un rico paisaje y que entre sus paredes excavadas en la roca guardan siglos de historia.
La primera parada es en Cadalso, un pueblo que en 2005 contaba con solo tres habitantes según el Instituto Nacional de Estadística.
Una vez al año se abre para rendir culto a la Virgen del Carmen y en raras ocasiones para celebrar misa encargada por algún devoto.
En la actualidad está bastante bien conservada tras haber sufrido años atrás abandono, diversas reformas y añadidos, ( una espadaña, un muro de piedra y hasta pavimentación del suelo) que hoy han sido suprimidos para recuperar su estado primitivo.
A su lado encontramos diversas tumbas antropomórficas. La más impresionante es una, de por lo menos tres que se encuentran talladas al abrigo de la roca, que mide unos 190 cm. de largo, unos 50 cm. en su punto más ancho y unos 20 en su punto más estrecho, indicando así que su ocupante era un adulto y persona de alguna importancia relaccionada con la iglesia.
No muy lejos de Cadalso está la ermita rupestre de Arroyuelos. También cuenta con una necrópolis si cabe más grande, o por lo menos eso parece, pues a su alrededor se ven más tumbas que en Cadalso, y no muy lejos se encuentra la Colegiata Románica de San Martín de Elines.
No llegan a la veintena actualmente los habitantes de Arroyuelos, uno de sus vecinos tiene las llaves de la ermita y se ofrece gustoso a enseñarla a todo el que muestre interés por conocer un poco de estos monumentos.
Esta ermita según documentos del año 1595 fue una casa Concejo lo que supondría que Arroyuelos en el pasado fue un pueblo con determinada importancia.
Aunque no ha sufrido tantas alteraciones como la de Cadalso, su estado de conservación es bastante bueno, solamente afeado por un muro de ladrillo que cierra lo que se supone que fue un desprendimiento de la roca con el paso de los años.
Y para acabar el recorrido llegamos hasta San Miguel de las Presillas, esta ya dentro de los limites de la provincia de Burgos aunque en el pasado perteneció a Cantabria.
Seguramente su situación y el lugar donde está tallada la hacen más bonita y más vistosa que las dos anteriores pero da pena y tristeza contar lo que allíi vi. Su deterioro es mucho mayor debido a que está construida en roca arenosa en vez de la roca caliza sobre la que están construidas las otras, y a que hace unos años sus entradas fueron tapadas con un material plastificado y en su exterior han colocado una escalera y unas barandillas de hiero espantosas.
El desgaste de sus pilares es alarmante y los gamberros de turno han hecho de las suyas dejando sus huellas y sus señas de identidad, (nadie como este derivado de la especie para dejar constancia de por donde pasan), fehas, nombres y apodos, "yo estuve aquí", y demas sandeces adornan las paredes.
Es mucho más bonita de lejos sin duda alguna, y aunque me entristeció su estado y el abandono de su entorno, he de volver pues no fui lo suficientemente documentado, y después de hacerlo me he enterado de que por detrás de la ermita está la que llaman "cueva de la vieja" con la singularidad de que en una de sus paredes hay tallada una concha, que hace creer a los historiadores que estas tierras ya formaron hace muchos siglos parte del Camino de Santiago.