El Tsunami de sombrillas multicolores
que invadió todas las orillas,
poco a poco fue remitiendo.
Poco a poco la mar recuperó
la cadencia y el ritmo de las olas.
Olas y espumas con sus caricias
convirtieron en un lienzo
la pisoteada arena.
El océano contuvo su fuerza
y llevó su furia mar adentro.
Llevaba el pintor mucho tiempo
esperando sacar del maletín
oleos, brochas y pinceles.
En su paleta mezcló colores
con magia y suaves caricias
convirtió en oro los granos de arena
y en plata la sal y la espuma.