Una senda para enamorar y disfrutar con todos los sentidos.
Antes de llegar se vivieron momentos de emoción y suspense cuando hubo que esperar el paso de las quita nieves, pues desde dentro del autobús este era el aspecto y la huella que dejaban los neumáticos sobre el asfalto, antes de llegar a Brañosera.
Más que una ruta es una visita a un museo al aire libre y ya en el punto de partida, a pesar del frío y la nieve que comenzaba a caer, todo nos sonaba a música salida de instrumentos que solo la imaginación del autor supo construir.
La misma imaginación que nos hace creer que las hormigas huyen del frío suelo para buscar el calor de las chimeneas en los tejados
Donde la piedra también huye y se escapa para sentirse libre en los prados todavía verdes, donde aún la nieve no ha cuajado.
Donde el barro que va a hacer más pesadas nuestras botas ha pasado por las manos del maestro ceramista y así, fundido con el cristal guarda el calor que no saben guardar los guantes que llevamos.
Esta es otra muestra de la fantasía desbordante de las esculturas que nos podemos encontrar...
...aprovechando y dando forma de manera prodigiosa hasta las piedras que por el suelo se pueden encontrar.
Espacio eminentemente ganadero, en el camino los abrevaderos y pilones se convierten en espejos multicolores.
Y los caminos sinuosos juegan con nosotros, nos intrigan sin decirnos a donde nos van a llevar.
Nada desentona, en este paisaje todo es acorde...
... ni siquiera el caballito de mar, tan lejos de las olas se siente fuera de lugar.
Dicen que es buena la tierra donde nieva y hace sol, y es verdad, la montaña palentina guarda secretos que está deseando enseñar.
Bosques, paisajes, aldeas, historia, vestigios mineros...
...caminos que se andan con alguna dificultad, antes de llegar a la cima de Peña Cildá...
...el viento ondula la nieve y nos empuja hacia la cima sobre la que se adivinan oscuros nubarrones...
...que precipitan la bajada pues descargan sin piedad la nieve que llevaban en la panza guardada.
Ni siquiera el bosque sirve de refugio, caminamos sobre el mullido suelo de hojas y el único sonido que se escucha es el de la nieve al crujir bajo los pies.
Desde el portal de la iglesia que nos cobijó mientras reponíamos las fuerzas, vemos como la nieve va cubriendo el valle y las lomas por donde continua la ruta que no vamos a poder terminar.
La Guardiana del Pilón, otra bonita muestra de las esculturas que aún nos quedan por encontrar en un abrevadero cubierto para que no se hiele el agua...
...que recibe de la fuente que hemos dejado atrás.
Se puso seria la cosa, los quita nieves pasan echando sal y hemos de acortar la ruta caminando por el asfalto mientras arrecia la ventisca.
A pesar del cielo gris el día termina con color...
...que no calor, hasta los cardos secos se empiezan a cubrir con un abrigo de algodón.
Nos quedaron esculturas por ver así que más tarde que pronto pienso regresar.
Quizá sea en primavera y veremos algunos colores más.