Hace unos pocos días que Anjanuca me descubrió la identidad de un árbol que yo tengo y del que ni siquiera conocía su nombre. Ceibo se llama y por una extraña asociación de ideas al ver su flor se me vino a la mente una poesía de Julio Cortazar que leí hace mucho tiempo.
Quizás tenga algo que ver que tanto el origen del árbol como el de el poeta sea argentino y que tanto la flor como la poesía tengan una notable carga de sensualidad.
Lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo.
Lo que me gusta de tu sexo es la boca.
Lo que me gusta de tu boca es la lengua.
Lo que me gusta de tu lengua son las palabras.
Si, lo que me gusta de tu cuerpo es el sexo
cuando ardemos en una lenta hoguera
en el destiempo de la madrugada,
cuando fundimos en nuestra piel
los primeros rayos del alba.
Si, lo que me gusta de tu boca es la lengua
cuando se ensambla en la mía sedienta
y te busco en medio de las estrellas
en el instante fugaz de un suspiro
que huele a incandescente eternidad.
Si, lo que me gusta de tu boca es la lengua
cuando recorre mi cuerpo desnudo
con tanta ternura y sensualidad
que despierta en mi nuevos sueños
en los que se alumbra y teje el futuro.
Si, lo que me gusta de tu boca son las palabras
cuando me abrazas al caer la tarde
y me susurras al oído que me amas
porque dices que es en mis silencios
donde nace la belleza de la palabra.
"Papeles inesperados", Julio Cortazar.