Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.
¡Qué belleza! Y un proverbio magnífico para ponerlo en práctica.
ResponderEliminarGracias, Luz.
EliminarUn saludo.
Buen proverbio, a tener en cuenta.
ResponderEliminar¡Que belleza de flor!, has captado en lo alto de la montaña. Tan sólo los privilegiados que logran subirla, la pueden ver.
Besos
Yo la bajé para que la vierais, Antonia.
EliminarBesos.
No has podido elegir una flor más bonita para ese proverbio árabe, para reflexionar
ResponderEliminarSaludos
Gracias, Pini.
EliminarSaludos.
En la montaña no solo sabes disfrutar de los bellos paisajes en conjunto también disfrutas de los detalles, como este bello lirio.
ResponderEliminarEl proverbio árabe bien merece una gran reflexión.
Saludos.
Vivimos tiempos de reflexión, Tomás.
EliminarSaludos.
Esa filosofía del equilibrio deberías prestármela algún día, sino para quedármela, al menos conocerla. Y deberías prestármela en un lugar con aquella montaña de fondo y un lirio amarillo a nuestra vera.
ResponderEliminarUn beso cántabro (cántabro el beso), y a M. también.
Ojalá encontrara yo ese equilibrio, Monica.
EliminarTen por seguro que también lo compartiría.
Besos.
Nos vamos acercando.
Que maravilla tejón, precioso proverbio y espectacular foto, en muy escasas ocasiones e visto la Azucena de los Pirineos, es un lujo .Enhorabuena querido amigo. Un enorme abrazo.
ResponderEliminarHe observado que en los últimos años es más frecuente encontrarla por los montes, Lola.
EliminarBesos.
No conocía este proverbio, me lo apunto. Preciosa entrada, me ha encantado. Enhorabuena paisano mío, un abrazo desde Castro.
ResponderEliminarGracias por pasar y comentar, Germán.
ResponderEliminarUn abrazo.