La tarde era fría como el agua del desnieve que se precipitaba ladera abajo buscando el cauce del río Miera.
Las nubes amenazantes y el sol escondiéndose tras montañas más lejanas, con sus últimos rayos quería dar un poco de calor al Puerto de Lunada.
"Este año ha venido muy temprano la nieve y he tenido que poner al mi dueño a picar leña"
¿Vosotros no sabréis de algún madrileño caprichoso, de esos que vienen en verano y les gusta tanto esto que quiera comprar alguna cabaña?.
¿La casa vividora también está en venta?.
También, pensábamos que no íbamos a pasar aquí más inviernos,-ya son demasiados-, y cada vez quedamos menos, tengo setenta y tres años y los huesos muy jeringados.
Hemos vendido casi todas las vacas, solo queda lo que veis, una para la leche, el mico que ya ni ladra ni avisa y las gallinas que picotean por el prado.
Las nubes amenazantes y el sol escondiéndose tras montañas más lejanas, con sus últimos rayos quería dar un poco de calor al Puerto de Lunada.
"Este año ha venido muy temprano la nieve y he tenido que poner al mi dueño a picar leña"
¿Vosotros no sabréis de algún madrileño caprichoso, de esos que vienen en verano y les gusta tanto esto que quiera comprar alguna cabaña?.
¿La casa vividora también está en venta?.
También, pensábamos que no íbamos a pasar aquí más inviernos,-ya son demasiados-, y cada vez quedamos menos, tengo setenta y tres años y los huesos muy jeringados.
Hemos vendido casi todas las vacas, solo queda lo que veis, una para la leche, el mico que ya ni ladra ni avisa y las gallinas que picotean por el prado.
El mico, un perro manso y azorrado, con el rabo entre las piernas, apenas se ha atrevido a olisquearnos, se ve tan viejo que con un solo ladrido ya parece cansado.
Nos ignora, se da la vuelta y se tumba en el prado, pero debe estar muy frío pues se levanta y emprende camino de vuelta hasta la casa.
Ha visto salir el humo por el tejado y marcha en busca del calor de la lumbre.
Nos ignora, se da la vuelta y se tumba en el prado, pero debe estar muy frío pues se levanta y emprende camino de vuelta hasta la casa.
Ha visto salir el humo por el tejado y marcha en busca del calor de la lumbre.
Lo mismo que su dueña, que pasará un invierno más tejiendo mantas.
Con la lana que le sobre de los ovillos se hará otro gorro de mil colores, como el que lleva en la cabeza.
Con la lana que le sobre de los ovillos se hará otro gorro de mil colores, como el que lleva en la cabeza.
Una preciosidad de fotos, hermosas.
ResponderEliminarGracias, Luis.
Eliminarcuanto arte encierran tus ojos cuando sacas las fotos
ResponderEliminarGracias por tan amable comentario.
EliminarUn saludo.
¿Así que Lunada arriba? ¿no está cerrado?
Fotos fantásticas, maestro. Estás que te sales.
El texto resulta casi poético, un canto a esas cuatro almas que sobreviven en las duras condiciones que dan las cabañas pasiegas, vividora... que palabra más bonita.
abrazos TyT
· LMA · & · CR ·
O Lunada abajo,según se mire.
EliminarSubimos por el Alto del Caracol desde Selaya y llegando a la cumbre a la derecha tomas un desvío que te lleva hasta la carretera que te lleva a Lunada pasando por unos parajes muy fotográficos.
Un abrazo.
Buenas fotografías de esos valles pasiegos, parece un buen lugar que visitar y entre tus fotos y un vídeo que vi me esta picando el gusanillo.
ResponderEliminarSaludos.
Pues nada,Tomás, anímate y date una vuelta que tan lejos no lo tienes.
EliminarUn saludo.
Son fotos para soñar, que bonito es Santander, yo seguro que tome algo y me dejo anulada la cabeza y perdi el norte nunca mejor dicho
ResponderEliminarbesos
Tienes que recuperar el norte,yo te ayudo.
EliminarUn abrazo.
Es un lugar ideal para disfrutar de la Naturaleza y deleitarse con la belleza de este lugar,a ún no he podido ir por ahí y por ahora me tengo que contentar con contemparlo por medio de tus bellas imágenes.
ResponderEliminarBesos
Los ibas a disfrutar,Antonia.
EliminarUn abrazo.
Las fotos son muy chulas, Tejón, enseñan toda la belleza y toda la desolación.
ResponderEliminarA mí también me ha gustado mucho eso de casa vividora, como si la que viviera fuera ella, que de alguna manera si, porque viven hasta que dejamos de habitarlas.
Un beso. Otro para Mila
Las llaman así,Vega, cabañas vividoras, porque verdaderamente ellas también viven mientras están ocupadas, después es una pena ver como se hunden los tejados.
EliminarUn abrazo.
Preciosos paisajes. Dan ganas de darse una vuelta por ahí y admirar tanta maravilla natural.
ResponderEliminarSaludos
Gracias,Pini, si te animas hazlo abrigado que ha vuelto a nevar.
EliminarUn saludo.
Una maravilla de fotos y los sentimientos que acompañan. Besetes.
ResponderEliminarGracias por pasar, trimbolera.
EliminarUn saludo y vuelve pronto.
La dueña me recuerda a mí, por eso de pasar el invierno tejiendo mantas de lana...
ResponderEliminarUna maravilla de lugar que pocos son los que lo viven todo el año, pocos son los que prueban la rudeza su invierno...
Besos
Gracias,Nieves.
EliminarSi le pides a los Magos de Oriente una manta de lana también te la traerán, así no tienes que hacerla.
Un beso.
Encantador todo y que bien aclarado que la vida y el invierno en la montaña son muy duros.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias,Antonio.
EliminarUn abrazo.
Un lugar magnífico que captaste en un momento en que el sol, por entre nubes grises, dejaba su oro en las cumbres.
ResponderEliminarLa del perro y la mujer en el camino son de una soledad absoluta.
Felicitaciones, Jesús.
Un abrazo.
Gracias,Mirella.
EliminarUn abrazo.
Qué buena entrada, Tejón. Sí, es así: a veces los "paraísos" esconden tantas dificultades... Vivimos en una época de servicios y a veces hasta a los servicios más básicos les cuesta llegar a según qué sitios. ¿Y entonces? Pues la gente se va. Y el paraíso queda abandonado a su suerte.
ResponderEliminarUn abrazo, amigo
Y por eso nos gusta volver, para dar un poco de vida a esos paraísos.
EliminarUn abrazo.
¡Qué difícil se hace la vida en algunos lugares! Poco a poco se despueblan para buscar cobijos más agradables aunque los mayores no abandonan, quedarían desarraigados. Bellas fotos y triste texto.
ResponderEliminarSalu2
Me impregné de su tristeza y así resultó el texto,Juan Carlos.
EliminarUn abrazo.
Que emoción, tejón. De esas cosas que se guardan, es esta entrada, en los cofres donde se guardan los tesoros, los que enseñas a pocos, muy pocos. Y pocos son los tesoros, también.
ResponderEliminarSólo hay un verde que sea verde, y es éste. Por allí he estado yo, buscándome. Y me vi, pero no quise encontrarme del todo, para poder volver a buscarme allí, algún día.
Y sólo aspiro a ser el mico; un perro viejo y cansado de mirar el verde pasiego, que cuando nota el frío de la hierba en las costillas se levanta quejoso, y se va a casa a buscar la lumbre.
Muchas gracias....mil besos, Jesús, Mila...
Estaba haciendo las fotos pensando en la entrada y en tu comentario porque te vi corriendo por los verdes prados.
EliminarUn abrazo grande,Moni.
Qué dura es la vida en estos lugares, sobre todo porque la gente se va quedando sola, aunque sean lugares únicos y unos paisajes espléndidos, hay mucha soledad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias,Valverde, la vida en estos pueblos es bastante parecida a esos otros lugares y otros pueblos que tan bien conoces y nos enseñas.
EliminarUn abrazo.
Nuestros rincones se van quedando más y más callados...
ResponderEliminarQué pena tan grande, para aquellos que los conocemos y queremos...
Alguien tendría que poner voz y eco a esos pueblos.
EliminarUn saludo.
Impresionantes las fotos, de verdad, son pura maravilla.
ResponderEliminarAbrazo.
Gracias,Rafa.
EliminarUn abrazo.
Que verde es nuestra tierruca, somos unos privilegiados. Un abrazo desde Castro.
ResponderEliminarAdemás de verdad,Germán.
EliminarUn abrazo.
Impresiona tanta belleza y a la vez tanta soledad. Cuanto habrá visto esa casa vividora que ahora está tan solitaria. Las cumbres están preciosas con el sol acostandose en ellas.
ResponderEliminarBesos.
Gracias,Laura, ese sol que cae tan bajo que ya no calienta, parece que da más frío a las cabañas.
EliminarUn abrazo.
Que grande es esa tierra que tu me mostraste, esos rincones de un verde diferente a todos los verdes que como tu bien dices es pasiego, porque solo lo encuentras ahí.... y que gentes, aún recuerdo la conversación que mantuvimos con aquel hombre cuando bajábamos sobre los incendios y su encogimiento.. saber de sobra sabía quien había sido, dura la vida de esa gente, precioso tu artículo Jesús, inundando de ese verde pasiego....
ResponderEliminarY que tanto me agrada haberte enseñado,Carlos. Ya os toca volver.
EliminarUn abrazo.
Las fotos, una pasada, preciosas ... una pena que queden desiertos lugares tan preciosos
ResponderEliminarAbrazos
Muchas gracias, Esmeralda.
EliminarUn beso.
Das suas lentes saem imagens tão simples e ao mesmo tempo tão românticas e preciosas... gosto do que você escreve e do que vive por entre a natureza imensamente bela do seu país...
ResponderEliminarUm beijo, Jesús
Muchas gracias,Teca.
EliminarUn beso.
He tenido que viajar mucho por Cantabria por temas laborales. Y pisar mucho monte, también por temas laborales. Y si me tuviera que quedar con una zona - exceptuando Liébana -, seguramente sería con los valles pasiegos. Una preciosidad de zona. Y lo bien que comimos siempre por allí. Recuerdo la primera vez que vi un cartel que decia "Se vende vividora". Creí que era una que se daba a la buena vida, ja, ja.
ResponderEliminarSaludos
Jajaja, las pasiegas son muy trabajadoras, Cienfuegos, creo que lo habrás visto. Lo de que se come bien también está comprobado.
EliminarGracias por pasar y comentar.
Un saludo.
Bom dia, as fotos são lindas, revelam a bela natureza a embeleza todas a zona.
ResponderEliminarContinuação de boa semana,
AG
Gracias,Antonio.
EliminarUn saludo.