Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

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Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

17/12/08

OSOS EN CALOCA






Una mole parda, de unos 130 kilos de peso, con una agilidad endiablada y un instinto aún más desarrollado, escarba entre la nieve del monte Cotera Oria para encontrar el sustento, unas bellotas. Con un ojo vigila a su cría, un osezno de nueve meses; con el otro, controla a un grupo de fisgones que, trescientos metros más allá, les observa con embeleso.
A este otro lado del valle, en la ladera bajo Peña Cigal, justo a la entrada de Caloca (Pesaguero), un pelotón de curiosos, sigue sus evoluciones con prismáticos y teleobjetivos. Silenciosos y atrincherados contra la nieve y el quitamiedos de la carretera, se van transmitiendo con voz muy queda los cambios de posición de la osa y su osezno: están a los pies de la roca, cruzan la braña, se han camuflado entre las hayas...
La mañana, aunque soleada, es fría allá arriba, a 1.108 metros de altitud. Apenas dos grados. Y un viento helador. Se destemplan los cuerpos, pero nadie pierde ripio de cómo la osa abre camino y su peluche le sigue; de cómo la hembra rebusca comida y el osezno se entretiene con una rama o practica la escalada sobre un roble.
Varios ejemplares
Caloca ya tiene reina. Y príncipe. Una reina con un territorio que frecuentaba desde hace mes y medio y del que, desde hace tres semanas, ha tomado posesión. Y lo es con más motivo desde que el pasado sábado a otro oso, un subadulto macho de dos años, se le ocurrió atravesar Caloca asustado por los bocinazos del pescadero que se le encontró en medio de la carretera.
Aquel lance, que seguramente no se vuelva a repetir en la vida -según Guillermo Palomero, de la Fundación Oso Pardo, «es el primer caso conocido en veinte años»-, ha dado fama al pueblo y ha trascendido más allá del valle de Pesaguero, por donde se mueven al menos otros cuatro osos más. Cuatro o cinco ejemplares más pululan por tierras de Campoo, Camaleño y Vega de Liébana. Algo tan difícil como ver a un oso salvaje en libertad y en su secular hábitat, se convierte allí en una escena cotidiana
En busca de comida
Javier Espinosa, jefe de la Sección de Especies Protegidas del Gobierno cántabro, sostiene que lo que tenemos allá delante «es la única adulta con cría y el único cachorro que recluta este año la población osera del núcleo oriental» del oso pardo. Cree Espinosa que esta hembra viene de la provincia de Palencia y que ha pasado a Cantabria en busca de hayucos, bellotas y escaramujos. No obstante, con el lastre de la cría, cree que no tardará en hibernar
Por el contrario, Elsa y Vicente, dos de los guardas de la Fundación, que llevan semanas vigilando a la pareja, creen que «si no lo ha hecho ya... Tienen comida en el monte, las nevadas no les aprietan y permiten seguir buscando». Respecto a la fama que está adquiriendo la pareja y la romería en que se puede convertir la zona, son razonables: «Está bien que la gente vea que la conservación del hábitat tiene recompensa. Si la osa y su osezno se han establecido aquí es porque la zona está bien conservada».
Para Santi Cillero, naturalista de Torrelavega, «esto no tiene precio. Verlos desde una carretera, a trescientos metros, es un privilegio». A su lado, Javier Vences, pastelero y montañero de Potes, tampoco pierde ocasión de «admirar cosas como ésta. No se pueden desaprovechar la oportunidad». Fueron los primeros en llegar y casi los últimos en marcharse. «De las horas de monte que hemos hecho, los avistamientos supondrían el cero coma cero cero uno, pero lo merece», dicen al alimón. Al lado Víctor, joven cazador de Potes, reconoce que «es bonito de ver. Aunque nos suspendan cacerías, no estamos reñidos con el oso».


Informacion extraida de El Diario Montañes.http://www.eldiariomontanes.es/multimedia/fotos/25894.html

2 comentarios:

  1. Vaya lujo poder ver osos en libertad!!!!!
    Por cierto, las nevadas han sido intensas por la zona.

    Un abrazo.

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  2. Y paseando por las calles del pueblo cruzandose con los vecinos.
    ¡Alucinante!.
    De la nieve que te voy a contar, llevamos dos meses sin ver el sol Josè Antonio,hoy ha amanecido despejado y desde donde vivo tengo el privilegio de ver los Picos de Europa y estan espectaculares con la nieve y el reflejo del sol.
    Un abrazo.

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