Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la

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Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

23/10/17

DABOECIA CANTÁBRICA

Desde el acantilado hasta mil quinientos metros sobre el nivel del mar, nadie se detiene y la mira al pasar.

En su humildad a la orilla  del acantilado, solo ella puede escuchar el silbido del viento y los cantos de  sirena.

Solo ella se deja bañar por el salitre y la espuma de las olas que golpean sin cesar.

12/10/17

DE POLACIONES A TUDANCA - SENTIR DE MONTAÑESES

"No es más universal el que habla de un rascacielos, de un viaje en avión, de un crucero por mares lejanos, de estatuas griegas..., que el que habla de una choza, de un paseo de aldea, de la barca que atraviesa un río estrecho, de la cara de vaca que pinta un niño rural en la pared..."

MANUEL LLANO,"Salida al alba"

Así amanecía el domingo en el Valle de Polaciones
"Que noble es aquel sentir
 que se enraiza en el pasado
con recuerdos de un legado
que enriquece este vivir;
y añorar a aquella gente,
el pasado es un presente
cuando siente el corazón.
Las costumbres, las cosucas,
los parajes naturales,
son valores pasionales
con sabor de la tierruca.

EL SENTIR DE UN MONTAÑÉS

Rubén Gutiérrez Cosío
" A todo esto la noche se aproximaba; el tinte amarillento del follaje que se moría, destacando sobre el plomizo oscuro de los montes, daba a los términos más cercanos una lividez cadavérica; y del fondo de  los precipicios, donde se pudría la vegetación que ya había muerto, subía un olor acre, un vaho de tanino que me crispaba  los nervios"
"En presencia de aquel nuevo espectáculo y con la llanura del Puerto a la espalda, ya no era yo la estatua de granito con sangre de líquidos pedernales; la contemplación de aquel laberinto de sierras bravías, de cuetos escarpados y de picachos inaccesibles, de ásperos y sombríos repliegues, de pavorosas quebradas y de abruptos peñascales, transportó súbitamente mis imaginaciones a los entusiasmos arqueológicos de mi padre; allí me sentí contaminado de ellos...
...allí concebí al cántabro de sus himnos en toda su bárbara grandeza, hasta vestido de  pieles y bebiendo sangre de caballo; y aún llegué a verle: le vi, si, resucitado en carne y hueso, en la carne y en los huesos de mi propio espolique."
"Comprendí entonces su resistencia de seis años contra las invencibles legiones de Augusto; y las legiones enteras despedazadas en el fondo de los desfiladeros, o rodando por las agrias laderas, aplastadas por los peñascos desgajados de las cumbres; el sentimiento exaltado de su salvaje independencia, la muerte en cruz antes que el yugo del conquistador...
...todo, todo, lo comprendí y todo lo sentí, lo mismo que lo había comprendido y sentido mi padre, menos que pudiera vivir en tales vericuetos y tan esquivas soledades un hombre de mi educación, de mis sentimientos y de mis hábitos."
"Con estas fantasías en la cabeza y los ojos cerrados muy a menudo por no ver los abismos a mis pies, fui bajando la pendiente como y por donde quiso mi caballejo, a cuya juiciosa firmeza me había entregado con ciega fe desde arriba..."
"Metido ya en la grieta como una lagartija, apenas daba el camino usgoso y desconcertado, para sentar sus pies, con grandes precauciones, mi jamelgo. A lo mejor, grandes doseles de granito con lambrequines de zarzas y escaramujos raspandome la cabeza, mientras que por lado derecho me punzaban los escajos..."

"Y mirando hacia arriba en busca de luz, que ya no faltaba abajo, montes erizados de crestas blanquecinas y conos encapuchados de espesa niebla, y gárgolas de tajada roca amenazando desplomarse sobre nosotros; y a todo esto el camino estrechando y retorciéndose cada vez más, subiendo aquí, bajando allá y sin poder yo darme cuenta de si, desde que habíamos descendido del Puerto, bajábamos o subíamos en definitiva."
- ¡Oh condenados admiradores de la Naturaleza "en toda su grandiosidad salvaje!"- decíame yo, entumecido y quebrantado de alma y de cuerpo-. Aquí os daría yo el pago de vuestras sensiblerías de embuste, poniéndoos a pasto de admiración durante media semana.
"Al final resultó que bajabamos; y esto lo noté cuando me vi en un terreno un poco más abierto y despejado:
...una espaciosa rambla que terminaba en una vadera por la que corría hacia el Nansa, aún no visto por mí, los acumulados tributos que le pagaban los montes de aquella vertiente".

PEÑAS ARRIBA

José María de Pereda
Y así nos recibía Tudanca  tras veinte kilómetros de andadura, con 1200 metros de desnivel de subida y 1600 de bajada acumulados en nuestros pies.

Y acumulado en los ojos y en el alma toda la belleza de estos valles, estos pueblos y parajes que ningún buen montañés debiera dejar de  sentir alguna vez.

7/10/17

QUE NOS DEVUELVAN EL MAR

Se dejó llevar, voló sobre el acantilado y nos dejamos robar.

Hasta donde alcanzaba la vista nos lo llevó todo.

Se llevó para León, el verde, el azul,

 el viento del norte y nuestro corazón.

Nosotros nos quedamos con el brillo de sus ojos,

y una mirada transparente como las olas,

donde no caben ni fronteras ni alambradas.

Pedro, Moni, gracias a personas como vosotros desde hoy La Cueva, vale mucho más.