De pequeño siempre veía de lejos las montañas...
...si mereció la pena crecer fue porque pude acercarme a ellas, y desde sus cimas mirar el cielo.
Descubrí todos sus secretos, entré sin miedo en sus cuevas...
...caminé por senderos estrechos...
...que me acercaron a los valles más inmensos.
Seguí subiendo para escuchar en lo más alto...
...susurrar al viento.
Dormí al raso y en mis sueños entré en un cuento...
...donde todas las preguntas tenían respuestas...
...olían a lavanda, tomillo y romero.
Ellas me enseñaron a saltar, a mirar al suelo...
...a interesarme por lo más pequeño...
...lo más frágil, lo más humano, lo inmaterial.
Ellas me enseñaron a ser payaso, malabarista, amigo y compañero...
...a saludar al sol cuando todo se pone negro.
Todo eso aprendí porque ellas lo saben todo...
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...y saben que me hacen muy feliz.
Me resultaría muy difícil explicar todo lo que representa y la historia que tiene Peña Amaya, por eso os recomiendo que pincheis en este enlace.
Con el grupo de montaña ORZA.
Con el grupo de montaña ORZA.