Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la

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Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.
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16/7/13

DE TIELVE A ARENAS DE CABRALES

 Vale, de acuerdo, ya se que muchos estaréis de vacaciones y muy cansados para acompañarme en la XVII etapa ¨Luchamos por la vida" que poco a poco, después de cruzar Cantabria, ha entrado en Asturias y cada vez está más cerca del Santuario de Covadonga.
 Quién se anime que me siga pues salimos ya de la bonita aldea de Tielve con un día soleado, aviso de que vamos a pasar calor.
 Tanto que nada más empezar a subir por las empinadas rampas de hormigón, hasta a nuestra propia sombra le cuesta seguirnos.
 La etapa de hoy tiene un desnivel de 556 metros de subida y 1.134 de bajada.
 Toda la etapa estará presidida por la majestuosidad de Los Picos de Europa y aunque hasta hace bien poco era muy poco conocida, cada vez es más frecuente ver transitada esta ruta.
 Aunque lo vamos dejando a nuestra espalda, no me creen cuando digo que hasta aquella cima del Collado Posadorio hemos de subir, hemos partido de los 600 metros y el collado está a 1.315. Merece la pena el esfuerzo de subir hasta él pues  el espectacular cortado vertical es un mirador que nos asoma al desfiladero de "las indias" que el río Duje ha ido labrando en la roca para abrirse camino antes de entregar sus aguas al río Cares.
 Vamos tomando altura y ya asoman los neveros que aún quedan en La Peña Castil.
 Recorremos una sucesión de brañas y majadas con buenos pastos y manadas, de vacas que ponen con sus campanos música a nuestro caminar.
 Al llegar al collado de Tabaos "El Picu" parece que hace de pastor vigilante del ganado.....
 ....y de nuestros pasos a medida que lo vamos dejando atrás.
 Aprieta el calor, en el trayecto hay varias  fuentes que se ven asediadas y hay que hacer cola para llenar botellas y cantimploras, lo mismo que ordenadamente hacen cola las vacas para ir al abrevadero y aliviar la sed.
 Reponemos fuerzas en la majada de Humardo, antes hemos dejado atrás la majada de Tordín y a pleno sol comenzamos a bajar por una zona donde abundan los helechos y restos de fincas cerradas de piedra y cabañas en peor estado que las bien conservadas que hemos dejado atrás.
 Y nos metemos de lleno en la conocida como Calzada romana del Caoru; hay quien pone en duda su origen romano y dice que más bien es un camino empedrado  medieval que unía mediante encachadas piedras estos pueblos y majadas.
 Ya se ve al fondo Arenas de Cabrales.
 Pero nos queda un buen trecho de marcado y trepidante desnivel, ya no se oyen charlas ni risas de alegres conversaciones, hay que mantener fija la mirada en donde se pisa y solo se oye el golpeo de los bastones sobre las piedras.
 Vueltas y revueltas convierten el descenso en una variada y vistosa serpiente de colores.
 La calzada en algunos tramos está muy deteriorada y habría que decir a los romanos que vuelvan a repararla, pues no ha vencido aún la garantía de la obra.
En otra época del año hice esta misma ruta en sentido contrario, había llovido los días anteriores y las piedras mojadas se convierten en un firme muy resbaladizo y peligroso.
 En las cotas más baja hay una zona de magníficos y  viejos castaños,  se agradece su sombra a estas alturas del camino.
 Un viejo cerezo silvestre cargado de pequeñas pero sabrosas y oscuras cerezas hacen que nos detengamos y probemos su dulce fruto.....
 ....antes de continuar el último tramo entre fresnos y avellanos.
 Poco a poco el bosque va devolviendo y sacando de un camino de ensueño a quienes por un día hemos sido sus moradores y ahora regresamos a la dura realidad del asfalto.
Un baño en las transparentes aguas del Cares y una cerveza fresquita con limón son la mejor de las recompensas tras una jornada más, de camaradería y buena convivencia.
Hasta la próxima que nos llevará desde Carreña a Cangas de Onís.

30/1/13

SAJA-TUDANCA

La XI etapa "Luchando por la Vida" partió del Puerto de Palombera en el corazón de la Reseva Nacional del Saja en dirección a Tudanca, ( Tablanca en la novela Peñas Arriba de José María de Pereda.) pasando por los pastos de Sejos y "los Cantos de la Borrica", haciendo cima en el "Cuetu de la Concilla" (1923 metros de altitud) y salvando 1272 metros de desnivel positivo y 1452 de desnivel negativo y más de 25 kms de distancia, una marcha de las consideradas duras, nivel de dificultad: ****

El tiempo era bueno al inicio de la etapa pero pronto nos encontramos con la nieve en el interior del hayedo y ya nos acompañó y estuvo presente durante casi todo el recorrido.
Las formaciones rocosas que se encuentran al otro lado del río que sonoro discurre por el barranco, son de una singularidad y belleza que a nadie dejan indiferentes, tal parecen las rocas fichas de un rompe cabezas manteniéndose milagrosamente en equilibrio, y son conocidas como "Los molinillos del diablo".
Vamos subiendo a buen ritmo y el espesor de la nieve es más grande cada paso que damos.
Aunque no lo creáis el frío no hace todavía mella, no llueve, no hace viento y hacemos votos para que transcurra así toda la etapa.
Cruzamos el río Infierno que poco a poco en su discurrir canal abajo va aumentando su caudal, es un espectáculo ver nacer y crecer estos ríos en las montañas, a mi esta foto me parece una de las más bellas que saqué este día.
En el refugio de Sejos, rodeados de unos bloques de piedra formados por un amasijo de cantos de río de origen glaciar, retomamos fuerzas para atacar la subida al Cuetu de la Concilla.
Engaña, la cima parece estar más cerca pero se aleja a medida que avanzamos, la pendiente es considerable y el ritmo se hace cada vez más lento.
Ahí, en ese cercado, tapados por la nieve se encuentran unos menhires y restos megalíticos con unas extrañas inscripciones que tienen entretenidos a los investigadores tratando de averigüar su milenario pasado.

A partir de aquí me siento protagonista, dentro de la novela "Peñas Arriba" que tan bién supo narrar el escritor.
"Se remontaba a lo más alto de cuanto había oído y
leído sobre aquella empingorotada región de la cordillera cantábrica, y era de ver cómo se
las había, primeramente, con los celtas, nuestros supuestos progenitores, y se descolgaba
enseguida de allí para enzarzarse mano a mano y como quien ventila y justiprecia
ordinarios y corrientes asuntos de familia, con aquellas tribus montaraces, con aquel
cántabro feroz que pasó los Alpes y luchó con Aníbal contra Roma y derrotó a Escipión en
el Tesino. Después hablaba de Augusto y sus legiones, venidos a Cantabria expresamente
para someternos al yugo romano; de que tal era nuestro empuje, tal «nuestro» valor y tal
«nuestro» apego a la independencia, que el César había necesitado seis años para triunfar
en un empeño que le había parecido obra de pocos días; de los horrores de esta guerra
bárbara entre inaccesibles peñascales y profundos y sombríos barrancos, donde rugían las
aguas tintas en la sangre de «los nuestros» y de los aguerridos legionarios."
"Nos hallábamos entonces al pie de una altísima sierra que se desenvolvía, a diestro y a
siniestro, en interminable anfiteatro.
-¿Por dónde tomamos ahora -pregunté a Chisco-, y adónde iremos a salir?
-¿Vey usté -respondióme levantando y extendiendo el brazo y apuntando con la navaja
abierta mientras mascaba los primeros bocados de pan y queso-; vey usté, enfrenti de nos,
ayá-rriba, ayá-rriba de tou, una coyá (collada) entre dos cuetus... vamos, al acabar de esta
primera sierra?
-Sí la veo -contesté.
-Pos güenu: ¿vey usté tamién, por entre los dos cuetus de la coyá, otra lomba (loma) más
alta, que cierra tou el boqueti?
-La veo.
-Pos por ayí hemos de pasar.
-¿Por entre los dos cuetos?
-Por encima de la lomba que va del unu al otru.
-¿Por encima de aquella última?
-Por encima de la mesma.
-¡Pero, hombre -dije estremeciéndome-, si sobre aquella loma no se ve más que el cielo!
-Pos crea usté -me replicó el espolique con gran prosopopeya-, que, así y con tou, hay
mucha tierra que pisar al otru lau."
"Más de una hora tardamos en atravesar el Puerto, que mide, por aquella línea, cerca de
dos leguas. Al fin de esta jornada fastidiosa, nueva sorpresa para mí, nuevo espectáculo,
nuevas ideas y nuevas impresiones. Un despeñadero al frente, otro a la derecha, otro a la
izquierda... ¿Por cuál de ellos tomaría Chisco...? Por el peor, por el primero, por el único
que, aunque mala, tenía salida visible. Esta salida era la resultante de algo así como
desmoronamiento de una colosal muralla construida por titanes para escalar nuevamente
el cielo. Por uno de los intersticios de aquella escombrera de montes dislocados, musgosos
unos y a medio revestir de avellanales, árgomas y acebuches otros, alguno de ellos bien
poblado de hayas robustas o de esbeltos «mostajos»"
"Allí concebí al cántabro de sus himnos en toda su bárbara
grandeza, hasta vestido de pieles y bebiendo sangre de caballo; y aun llegué a verle: le vi,
sí, resucitado en carne y hueso, en la carne y en los huesos de mi propio espolique. Aquel
cuerpo fornido e incansable; aquellas guedejas estoposas, aquel palo pinto, que en su
diestra remedaba un venablo; aquel paraguas azul que, bajo su brazo izquierdo, podía
tomarse por un haz de flechas envenenadas; aquella mandíbula saliente; aquel mirar
poderoso e imperturbable; aquella faz montuna y atezada... ¡oh! escarbando un poco en
todo aquello, no había duda, resultaba el cántabro primitivo. Comprendí entonces su
resistencia de seis años contra las invencibles legiones de Augusto; y las legiones enteras
despedazadas en el fondo de los desfiladeros, o rodando por las agrias laderas, aplastadas
por los peñascos desgajados de las cumbres; el sentimiento exaltado de su salvaje
independencia; la muerte en cruz antes que el yugo del conquistador... todo, todo lo
comprendí y todo lo sentí, lo mismo que lo había comprendido y sentido mi padre, menos
que pudiera vivir entre tales vericuetos y tan esquivas soledades, un hombre de mi
educación, de mis sentimientos y de mis hábitos."
Hicimos cumbre y nos repusimos de la empinada cuesta y cuando comenzamos el descenso se desataron todos los elementos, nieve, granizo y agua a medida que íbamos bajando y un viento racheado y continuamente de cara hizo que llegáramos a Tudanca tras más de ocho horas caminando, calados hasta los mismísimos huesos. ¡¡¡¡Aaaaaaaaachisssssss!!!!

5/12/12

BARCENA MAYOR-SAJA

Todos los pronósticos indicaban que otra vez nos íbamos a mojar este domingo en la marcha programada y por primera vez incorporo el paraguas en la mochila.
 Un grado marcaba el termómetro en Barcena Mayor cuando echamos a andar pero eso no nos iba a acolechar pues enseguida entramos en calor.
Vamos a recorrer caminos que se pierden en la memoria de los tiempos por donde salieron las gentes de estos valles a repoblar los pueblos de Castilla.
Caminos por donde transitó el Emperador Carlos V nos llevarán  hasta las cimas que separan las cuencas de los ríos Argoza y Saja. La cota más alta será el pico Tambuey de 1.252 metros de altitud.
Pronto nos encontramos con la nieve y esta ha hecho que los caballos tengan que buscar cotas más bajas para encontrar alimento y pacen mansamente cuando pasamos a su lado por debajo de los acebos.
Por si no lo he contado ya otras veces (que creo que si ) y por si no lo sabéis os diré por que están protegidos estos árboles. Debajo de los acebos es muy difícil que cuaje la nieve, lo que hace que bajo ellos busquen alimento los pájaros, corzos, venados, jinetas, tejones,pequeños roedores....y resto de la abundante fauna que puebla estos bosques que forman parte del  Parque Natural Saja-Besaya que es también Reserva Nacional de Caza.
Además de alimento buscan calor pues la diferencia de temperatura debajo de los acebos es  unos tres grados superior a la que puede haber en el descampado.
Si rica es la fauna no lo es menos la masa forestal. Montes de hayas, robles, y abedules forman parte de un paisaje incomparable que guardan en su interior especies protegidas como el oso y el urogallo cantábrico.
Aún quedan en estos pueblos artesanos de la madera que fabrican aperos de labranza, albarcas o jermosos (recipientes para la leche).
A la generosa y abundante lluvia de los últimos días se ha unido la nieve lo que da lugar a que tengamos que cruzar charcas y arroyos de aguas claras.
A pesar de una marcada tradición ganadera hoy los rebaños son cada vez más escasos pero nos encontramos con algunas yeguas relinchando y   llamando a sus  crías que han salido corriendo asustadas al ver tanta gente por el monte.
Ya solo debe quedar por detrás de mi el que se encarga de cerrar la marcha pues como casi siempre me distraigo con una mosca que pase y saco fotos a todo lo que se menea pensando en Amado que me acompaña siempre en el pensamiento en estas rutas.
Este sale de la cabaña para vernos pasar, ha debido venir de fin de semana y nos mira como recriminándonos haber roto la tranquilidad que por aquí se respira.
No acertó el hombre del tiempo y en el cielo solo se ven algunas nubes blancas más amigables que intranquilizadoras.
Saco esta foto para poner en practica las lecciones de el maestro, aunque se que es imposible de imitar.
El blanco y el azul confunden los colores del cielo con el suelo.
Aquí ya se ve bien claro que voy el último, el resto de la gente está tomándose un refrigerio al lado del refugio.
"Espino Albar" siempre blanco, de flor en primavera y de nieve en invierno.
Hacia el sur nubes blancas.....
....hacia el norte nubes negras....
....y cubierto de nieve el tojo o escajo como se conoce a la árgoma por estas tierras, una planta contra la que luchan los ganaderos que la queman cada año para que no invada los pastos y que sin embargo es de un valor incalculable pues en tiempos de penuria servía bien picada como alimento para los animales domésticos, con sus leños se encendían hornos para cocer el pan y la cerámica, daban calor en la lumbre y de su flor hacen miel las abejas.
 Los casi dos mil metros de altura de Peña Sagra son un recreo para la vista, al otro lado podemos imaginar los tres macizos de Los Picos de Europa.
De frente el Pico Tambuey, y bajo el Venta Vieja, una de tantas antiguas ventas que abundaban por estos caminos siglos pasados y que eran lugar de descanso para caballerías y gentes que transitaban con mercancías entre la costa y la Meseta Castellana. En el refugio tomaremos fuerzas antes de continuar andando.
Ya llevamos un buen rato bajando cuando aparece ante la vista una magnifica vista de Los Tojos, el pueblo que da nombre a este municipio en la parte alta del valle del Saja. Sus casas alineadas a la orilla de la carretera forman un grupo de los mejor conservados de la arquitectura típica montañesa con magnificas casonas de madera y piedra.
Algunas adornadas en su exterior con  tejos de buen porte y muchos años que bien pudieron ser testigos del suceso ocurrido en aquel año de 1517 cuando pasó por aquí el Emperador Carlos V Dicen las crónicas de la época que una tormenta obligó a la flota a desembarcar en la aldea de Tazones, cerca de Villaviciosa (Asturias), procedente de Flandes, para hacerse cargo de su corona.
Iba camino de Castilla siguiendo la calzada romana de la que aún quedan algunos restos empedrados y se vieron obligados a pernoctar en la aldea de Los Tojos pero su ayuda de cámara no encontró casa apropiada para tan egregio personaje por lo que  levantaron tiendas y pabellones en una hermosa pradera con tan mala fortuna que una nueva y huracanada tormenta estuvo a punto de llevarse  por los aires el campamento entero con tapices y colgaduras y la cama real. A toda prisa tuvieron que acomodarse en una socarreña y cuenta la leyenda que un lugareño prestó al rey para combatir el frío una piel de oso plagada de piojos. No pudiendo resistir los picores y rascando sin parar emprendieron la marcha a media noche camino del puerto de Palombera llevándose un mal recuerdo de este lugar.
Comienza a caer la tarde.
Existen también en la zona numerosos y bien conservados humilladeros.
Después de tanta nieve cubriendo las hojas  del suelo parece que en el interior del hayedo ha retornado el otoño....
...y quedan al descubierto las piedras de la antigua calzada.
Tras andar veintiséis kilómetros  al fondo del valle nos espera el pueblo al que da nombre el río Saja.
Así ha transcurrido por este año la última de las etapas de la Marcha Luchamos por la Vida que retomaremos en enero para acabar en septiembre del próximo año en Covadonga.
Llevamos recorridos desde que empezamos en mayo en La Bien Aparecida 250 kms.

Llevar el paraguas ha dado muy buen resultado.