Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la

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Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

31/5/16

MIRUELLOS OTRA VEZ

 Es ponerme a mirar la foto y no saber que decir, es tanta la ternura y la emoción que me produce verlos...días y días observando el vuelo de sus padres, celosos, cautelosos, temerosos de que algún depredador encuentre el nido y yo a veces perdiendo hasta la paciencia pues nunca entran ni salen de él por el mismo sitio, saben que los estoy observando, y hoy cuando menos lo esperaba veo que han anidado en el rosal cuando se acerca la madre con una lombriz  en el pico para alimentar a los pequeños recién nacidos.

Y ahí están, bien cebados dando calor al huevo de un hermano remolón que no quiere salir del cascarón.

Os dejo que me voy a escuchar su canto del atardecer, posados en los cables del poste de la luz.

20/5/16

VUELA CON LA IMAGINACIÓN

Llena de aire los pulmones, saborea la sal cuando humedezcas los labios,
deja atrás los nubarrones y vuela con la imaginación,

5/5/16

ARDIMOS EN EL BOSQUE

¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?

El bosque estaba tras de mí; lo conocían
mis oídos: el rumor de sus hojas,
la confusión del canto de sus pájaros.
Sonidos que venían de un remoto lugar.
Y el mar del otro lado, golpeando
la frente, sin rozarla,
cubriéndola de gotas. Era mi piel
quien descubría su frescura,
mi soñoliento olfato quien entraba en el pecho
su duro olor.
¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
Porque no había más, en el lugar del pecho,
que una extendida sombra.

(¿Mas qué frío candente mis párpados abrasa,
qué luz me desvanece, qué prolongado beso
llega hasta el mismo centro de la sombra?)

Joven el rostro era,
sus labios sonreían,
y el retenido fuego de su cuerpo
era quemada luz.
Entramos en el mar, rompíamos
el cielo con la frente,
y envueltos en las aguas contemplamos
las orillas del bosque,
su extensa fosquedad.
Miré, tendidos en la playa, el rostro:
contemplaba las nubes;
y el retenido fuego de su cuerpo
era un sombrío resplandor.
Penetramos el bosque, y en las lindes
detuvimos los pasos;
perdido, tras los troncos, miramos cómo el mar
oscurecía.
Tenía triste el rostro,
y antes que para siempre envejeciera
puse mis labios en los suyos.

Francisco Brines,Valencia 1932
Ardimos en el bosque.

2/5/16

SUBIDA A ANBOTO

Pensaba al inicio de esta entrada hacerla un poco distinta, dejar el texto para el final, pero he decidido que os sumerjáis conmigo en el hayedo, que lo crucéis y os empapéis con la niebla, que sintierais el granizo golpear en las hojas nuevas de los árboles, pero al final, como en cada ruta que hago, las ilusiones siempre son las mismas y siempre os llevo conmigo, decido hacerla de nuevo con vosotros y así os cuento como fue el camino.
Nos desplazamos hasta el País Vasco para hacer una de sus cimas más emblemáticas, el Pico Anboto, 1331 metros de altitud, dentro del Parque Natural de Urkiola, rodeados de piedra caliza, leyendas, magníficos y bien conservados hayedos y un fuerte desnivel.
Sin prisas, disfrutando del entorno, hipnotizados con toda la belleza que nos rodea y sin pensar en el esfuerzo que supone llegar a la cima.
No nos arredran las nubes que sobrevuelan la caliza, el cielo es amenazador pero a ratos nos acarician los rayos del sol.
En una zona donde las lluvias son abundantes, extensas zonas de pasto ven como florecen los brezos, las margaritas y  vistosas orquídeas silvestres, esta si no me he informado mal creo que es la "Orchis mascula" que ahí donde la veis, tan humilde tiene unas propiedades para la salud increíbles y que podéis consultar pinchando aquí.
El camino nos sigue descubriendo viejas hayas en terrenos erosionados que dejan al descubierto sus raíces que parecen telas de araña.
 Solo la naturaleza es capaz de mezclar en una paleta todos los verdes y dar al hayedo la más completa variedad cromática a las hojas y al musgo pegado a los viejos troncos.
Antes de entrar en lo más escarpado y duro de la marcha  la primavera saluda al otoño tardío que se resiste a tirar las hojas secas. 
Estábamos advertidos de lo difícil que iba a ser el ascenso,  el terreno es muy resbaladizo, hemos de evitar dar pasos en falso pues apenas hay donde posar los pies entre  piedras y raíces.

La niebla se vuelve cada vez más espesa, cae suavemente la lluvia mezclada con algo de granizo, una gota  resbala por la lente de mi cámara dejando en la foto una marca de agua.
Solo cuatro "valientes" osaron hacer cima, ocho nos quedamos a cincuenta metros de hacerlo por una cresta que se adivina entre la niebla, que mojada es como una pista de patinaje.

Volver a bajar a alguno le costó un buen dolor en el culo.

La vida ha de enseñarnos que a veces para ser feliz hay que saber renunciar a algo y nadie nos va a quitar la alegría y lo que hemos disfrutado por el camino hasta llegar aquí.
Ya lo decía Kavafis en su precioso poema.

ÍTACA

Cuando salgas en el viaje, hacia Ítaca

desea que el camino sea largo,
pleno de aventuras, pleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al irritado Poseidón no temas,
tales cosas en tu ruta nunca hallarás,
si elevado se mantiene tu pensamiento, si una selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo embarga.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
y al feroz Poseidón no encontrarás,
si dentro de tu alma no los llevas,
si tu alma no los yergue delante de ti.
Desea que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con cuánta dicha, con cuánta alegría
entres a puertos nunca vistos:
detente en mercados fenicios,
y adquiere las bellas mercancías,
ámbares y ébanos, marfiles y corales,
y perfumes voluptuosos de toda clase,
cuanto más abundantes puedas perfumes voluptuosos;
anda a muchas ciudades Egipcias
a aprender y aprender de los sabios.
Siempre en tu pensamiento ten a Ítaca.
Llegar hasta allí es tu destino.
Pero no apures tu viaje en absoluto.
Mejor que muchos años dure:
y viejo ya ancles en la isla,
rico con cuanto ganaste en el camino,
sin esperar que riquezas te dé Ítaca.
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no hubieras salido al camino.
Otras cosas no tiene ya que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te ha engañado.
Sabio así como llegaste a ser, con experiencia tanta,
ya habrás comprendido las Ítacas qué es lo que significan.