Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la

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Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

20/4/16

LA LENGUA DE LOS SECRETOS

¡Ese cuento es mentira!
No es mentira, Myriam sabe seguro que es verdad.
¿Y cómo lo sabe?
A ver, Martín, ¿cómo se dice luna en vascuence?
¿Luna en vascuence?
Si, luna.
Ilargi.
¿ Y sabes qué  quiere decir ilargi?
Pues luna.
¡No, hombre,no!, te pregunto qué quiere decir la palabra ilargi.
¡Pues luna, quiere decir luna,tonta!
¡Tonto lo serás tú, que no te enteras de nada! Myriam me dijo que ilargi son dos palabras juntas, hil y argi, y esas palabras significan "luz de los muertos". ¿Lo entiendes? Los que se mueren viven en la luna, ella los protege.
¡Eso es mentira, sois unas brujas!

Basada en hechos reales, La lengua de los secretos narra la Guerra Civil desde un punto de vista muy original: el de Martintxo, un niño de diez años que nos ofrece una fantasía entre rural y mágica. Martín  Abrisqueta nació en un queso: su Arrigorriaga natal estaba perforada por las minas que llevaron a tanta gente a trabajar a una tierra donde sus habitantes aun cuidaban vacas y hablaban la lengua de los secretos. Siendo aun niño, verá como también la guerra perfora su pueblo con las bombas de los pilotos alemanes. Pero el, que no tiene miedo y no corre a esconderse en el refugio, llega a conocer a uno desde el aire. Hasta que, separados de sus padres, debe ponerse al frente de sus tres hermanos y huir de la devastación; primero a Santander, con un hambre tremenda, mezclados con los refugiados que llegan de toda España huyendo de los rebeldes. Los cuatro hermanos deben embarcarse en Asturias rumbo a un pueblito de los Alpes franceses, ya como niños de la guerra.


La luna nueva desde mi ventana, sale entre brotes de fresno nuevos, mientras leo esta, triste, pero a la vez mágica historia, que cala muy profundo.

14/4/16

LA PLAYA DEL SILENCIO

Silencio.
 Solo el mar puede romper este silencio,
 que se vuelve música con el vaivén de las olas y de los cantos rodados. 
Silencio en el fondo del mar, silencio en los caminos,
donde yacen anónimos fusilados.
Silencio tras las alambradas en los campos de refugiados,
donde a falta de sus risas,
hasta el llanto de los niños es silenciado.

Os invito a pinchar en este enlace.

La Playa del Silencio está escondida en algún lugar de la costa asturiana.

8/4/16

ME GUSTARÍA

Me gustaría que vinieras a tantos sitios conmigo.

Me gustaría ir a tantos sitios contigo.

Te enseñaría los molinucos del diablo.

Te ayudaría a cruzar arroyos y senderos embarrados.

 Y que posaras tus pies sobre mi huella en los prados nevados.

2/4/16

DONDE NACEN LOS RÍOS

Allá nos fuimos, huyendo del asfalto, de mentiras y de desastres, a surcar ríos, a conocernos, a compartir todo para hacer más ligero el peso de nuestras alforjas.
Calzamos nuestras botas y por caminos que hacen filigranas  iniciamos nuestra particular procesión hasta la cima.
A ratos empujados por vientos que levantan la nieve y nos azota el rostro.

Mientras sobre vuelan sobre nuestras cabezas, hojas pasajeras que buscan veloces el fondo del valle.
La mochila que ya salió cargada de casa ve incrementado el peso de  emociones, sensaciones y conversaciones.
No se puede anhelar más que llegar a la cima y ver que el Castro Valnera  nos muestre toda su belleza, la misma que desde que empezamos a andar escondía bajo un manto de nubes.
Sus praderas esperan el desnieve para que la hierba y las flores crezcan.

Atrás quedaron los tiempos de la "muda", cuando subían los ganados del valle, a pacer durante el verano y las cabañas con techo de pizarra, daban tibio cobijo tras la ajada puerta a gentes que durante siglos dominaron estos parajes haciendo un uso racional de todo aquello que generosamente les ofrecía la naturaleza.
Aquí arriba, en el Cotero de la Colina comienza el ciclo.
Las nubes tan al alcance de la mano revolotean juguetonas, como juegan en el mar las olas.
Ellas han depositado la nieve que pisamos y que tapa el camino que hemos de inventarnos.
 El cielo pierde su color azul y la nieve es cada vez más blanca.
Y no estamos solos, asombrados y huidizos ojos vigilan nuestro descenso desde el fondo del valle.
Hay que afirmar cada paso que damos si no queremos precipitarnos, como se precipita en cascada el agua por acantilados que hace miles de años se alejaron del mar.
Vadeando ríos y sorteando neveros ha llegado el momento de aligerar el peso de la mochila y poner sobre un mantel verde las viandas...
...no muy lejos del "bodego" o cuvío, pequeñas construcciones de piedra que se usaban como fresquera para  conservar los alimentos.
Una última mirada  para retener el mayor tiempo en la retina el espectáculo que dejamos atrás.
Ya corren las aguas por el valle...
...y esta mañana me he acercado a la bahía santanderina para verlas llegar, está serena la mar y bajo la lejana y atenta mirada del Castro Valnera, podrán por fin descansar.

Y llegando hasta aquí se me viene a la memoria una canción de Manolo García:

"Saldremos a la lluvia".

Gracias,Carlos, Gracias Ñ por los momentos compartidos.