Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la

Mi foto
Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.

7/11/25

RÍO DUERO



Los ríos son altares

donde hacen los árboles

sus ofrendas.

Todos los años se desprenden 

de sus hojas doradas,

como si fueran monedas,

para que la mansa corriente del río,

las vaya depositando por orillas y riberas.

Muchas llegaran al mar

y el mar hará memoria de siglos atrás,

cuando sus aguas salobres

eran surcadas por velas y barcos de madera.


La música que suena mientras escribo puede que no sea muy acorde con la entrada pero me apetece





29/10/25

POLVO EN EL VIENTO



Se desvanece la luz al atardecer,

 se desvanece el polvo que levanta el viento.

Igual nos desvanecemos sin dejar rastro

y aunque intentemos dejar huellas, 

caeremos en el olvido.

Solo nos quedará el consuelo

de que sobre nuestras huellas, 

dejen las suyas, caminantes nuevos.



La foto, Picos de Europa.


19/10/25

MUJERES PALESTINAS



Me avergüenza a veces mi intención de juntar palabras.

Me avergüenza porque salen a borbotones

 como sale el agua de un manantial donde nace un río

 y  tardan en encontrar el cauce que las conduce hasta el mar.

En el camino encontré, en la profundidad del bosque,

una "Belladona" que imploraba a los rayos del sol

que la dejasen escapar.


Para el fluir de las palabras y la música traigo hoy hasta mi cueva a dos mujeres palestinas.

Una poeta gazatí:

Hind Jouda

¿Qué significa ser poeta en tiempos de guerra?.

Significa avergonzarte de tu sonrisa, de tu abrigo,

De tu ropa limpia,

De tus horas de hastío, de tu bostezo,

De tu taza de café,

De tu sueño tranquilo,

De tus seres queridos que permanecen vivos.

Significa avergonzarte de tu gozo,

De que dispongas de agua.

Del agua limpia,

De tener al alcance una ducha,

La vergüenza de la casualidad de seguir vivo.

Dios, no quiero ser poeta en  tiempos de guerra.

La música la pone:

Emel Mathlouthi




9/10/25

EL CAMINO DE SANTIAGO


 Todo fue mágico, de repente las estrías de la concha marina se convirtieron en rayos de sol y se posaron

 en el suelo.

Los charcos de la lluvia se convirtieron en espejos donde se miraban los árboles.

El viento susurraba y nos traía las notas musícales que se escapaban de una gaita lejana.

Como la hiedra que se enrosca en los robles, así me atrapó el camino.

Era liviano el peso de la mochila aún llevando en ella a todos mis ausentes.

Sin prisa por terminar, entré en la plaza despacio, como llegan las olas para besar el arena viniendo

 desde lo más profundo del mar.

26/9/25

LOS TEJOS DE CUCAYO


 Ellas, las montañas, llevan allí millones de años;

ellos, los tejos, apenas unos cientos.

Ellas vieron deshacerse los glaciares y nacer los ríos.

 Ellos echaron raíces donde el suelo era más duro,

donde el viento golpeaba con más fuerza,

como queriendo probarse a si mismos

que también podían ser eternos.

  desafiando al viento y al tiempo.

Cada amanecer, durante años contemplaron esas crestas,

unas veces desnudas, otras cubiertas de nieve.

Se enamoraron de ellas, y decidieron imitarlas.

Sus copas se alzaron como si quisieran rozar las nubes,

ya no eran solo árboles:

eran la memoria verde de las montañas. 


Y aquí la música que sonaba.

31/8/25

EL LATIDO DEL BOSQUE

El latido del bosque y mi corazón,

suenan acompasados.

Poco a poco la niebla  desvela,

 lo que se escondía tras ella.

No quiero lastimar el musgo

que envuelve y adorna

la corteza de los árboles,

y las piedras.


 Quiero mimetizarme con el entorno,

convertirme en helecho,

que me acaricien los rayos del sol,

y aunque no haya fuego,

escuchar bajo mis pies

el crujido de la leña.