Mientras en un descampado del arrabal unos chavales dan patadas a una pelota de trapo, en una plaza vecina bajo los árboles bien cuidados un niño rico recién peinado sale con un balón de reglamento bajo el brazo seguido de unos amigos de su clase. En este caso, siempre se cumple el mismo rito. El dueño del balón decide jugar de portero o de delantero centro, un antojo que nadie discute, y al propio tiempo impone las reglas y se convierte también en árbitro. Los niños del arrabal se acercan a la plaza al oír los gritos y llenos de envidia o de admiración desde la acera contemplan el juego de aquellos privilegiados que juegan al fútbol con un balón de cuero de la mejor marca. A veces el amo de la pelota se siente generoso y permite que el grupo de desarrapados del arrabal participe en el juego y unos y otros comienzan a darse patadas y todo va bien hasta que llega el momento en que si los invitados meten muchos goles y todo indica que van a ganar, el niño rico detiene el juego, coge el balón y se va a casa con sus amigos. Desde siempre en la política española la derecha se ha creído dueña del balón de reglamento. El balón es propiamente el Estado. Cuando el Partido Popular, al sentirse perdido, carga con todo desparpajo contra los jueces, fiscales, policías, tribunales, funcionarios y altas instituciones, se comporta como aquel niño rico en los partidos de fútbol de barrio. Durante la etapa de Felipe González, con el pretexto de la corrupción y de los crímenes del GAL, la derecha no dudó en darle una patada a la caja de Pandora donde se asientan los fundamentos del poder y se guardan los secretos de Estado, sin importarle que se liberaran todas sus serpientes. Y ahora que se ve atrapado por la corrupción de algunos de sus políticos tampoco se detiene a la hora de desacreditar a las instituciones más sagradas y acusa al gobierno socialista de espionaje, complot, conspiración como lo hizo también tras el atentado de Atocha del 11 de marzo. La izquierda española deberá saber que sólo será admitida en el juego si conserva intacto el complejo de okupa, se comporta como invitada o a lo sumo como arrendataria y respeta las reglas del amo, puesto que la derecha se siente por naturaleza la dueña de la cancha, del balón y del árbitro.
Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces", símbolo del sentido común, el coraje y la determinación, sabio ermitaño, leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.
Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la
- El tejón
- Intento ser como el tejón de "El viento entre los sauces",simbolo del sentido común,el coraje y la determinación, sabio ermitaño,leal con sus amigos, amante del buen tiempo y de los rayos del sol, y busco el equilibrio entre lo que yace bajo la tierra y lo que descansa sobre ella.
Tejon, existe otra posibilidad cuando los niños juegan, a veces terminan a palos. Pero según tu comparativa veo más probable el desalojo del campo.
ResponderEliminarArremeter sin ton ni son, no tiene razón humana.Claro está que es la oposición. y están trabajando para el EStado, elegidos por los españoles. Todos queremos soluciones, no se que tiren piedras al tejado.
pero siguen discutiendo, y todo sigue igual.
un saludo
Son los dueños del balón de reglamento, y del dinero para tener buena formación, perpetuarse en el poder, seguir haciendo el reglamento...
ResponderEliminarLa izquierda, tal y como está montado el sistema, tan solo puede aspirar a gestionar las migajas.
No olvideis que todo,todo, lo hacen por bien nuestro, solo ellos saben que es lo que más nos conviene.
ResponderEliminarQuizás los que unos y otros hacen es tirar "balones fuera" en vez "agarrar el toro por los cuernos"...
ResponderEliminarTines razón. La autoridad (o el que se cree con ella), piensa que tiene poder para todo. Cuando no sale como ellos piden, cojen el balón y se piran, echando cagamentos. Una pataleta...
ResponderEliminarUn saludo.
Yo creo Isabel,que tirar balones fueray decir, "y tu más", es lo que mejor se les da.
ResponderEliminarLo triste es que la autoridad, se la damos nosotros.
ResponderEliminarUn saludo.
Un buen simil el del balón. Yo he vivido ese ejemplo cuando jugábamos al futbol en la plaza del pueblo. El que venía con la pelota ( un chavalin muy seguro de sí mismo, para que despues digan que el que tiene todo de chico le hace ser un inseguro, distribuía el juego, los equipos y todo el cotarro; si se le llevaba la contraria o no salían las cosas como pensaba, cogía el balón y pa casa. se acabó la diversión.
ResponderEliminarHay un digital en el que suelo entrar en el foro, alardea de libertad de expresión, demócrata y todas esas cosas que se dicen desde finales de los años 70 ( donde todos somos demócrtas .. "Y de toda la vida ¿eh? que lo sepas", pero cuando pones algo que no le va al editor, te censura, aunque sea dicho con el máximo respeto. A veces se lo digo " como no te gusta, coges el balón y te vas pa casa ¿eh?". Pasa mucho.
Muy buena la similitud balón-Estado.
ResponderEliminarEs necesaria hacer un examen de conciencia profundo y dejar de lado las banderas y siglas, y ponerse a trabajar de verdad, reduciendo costes y dando ejemplo, que utilicen el transporte público, que coman menús de 8 €,...
Menos gasto en Defensa y más en formación,...
Y creo que es fundamental agilizar la justicia y hacerla efectiva y realista.
Un abrazo
Pues no se pero al paso que van terminarán jugando solos.
ResponderEliminarQue se queden con el balón.
Pues no van a recortar en defensa José Antonio,menudos aviones van a comprar, y ¿sabes de donde sale?, de recortar los gastos en investigacion y desarrollo más de un 30%, ¿no es cabreante?
ResponderEliminarUn abrazo.
Por qué habrá reflexiones ajenas que no cuestan nada de nada asumirlas? Que vas leyendo palabra a palabra, sílaba a sílaba y es como si uno mismo lo estuviese transcribiendo. Me identifico totalmente con el artículo, con todo él. Me ha pasado más veces con Manuel Vicent y me ha pasado algunas con Nativel Preciado
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