"Al fin llegamos arriba, yo por milagro de Dios, siguiendo gateo a gateo los de don Sabas; pero muerto de cansancio y empapado de sudor.
- Reposa unos momentos- me dijo el cura allí-; pero con los ojos cerrados, ¡ y cuidado con abrirlos hasta que yo lo mande!
Mas por necesidad que por obediencia, cumplí al pie de la letra el mandato de don Sabas. Estuve un largo rato tumbado en el suelo, boca arriba y con ambas manos sobre los ojos, porque solo así encontraba el absoluto descanso que me era imprescindible entonces. Sentía fuertes latidos en el corazón, que percutían en las sienes, y al vivo compás de este golpeteo funcionaban mis pulmones.
Cuando uno y los otros volvieron a su ritmo sosegado y normal, llamé a don Sabas y me puse a sus ordenes. Estaba muy cerca de mi, encaramado en una peña en la actitud de costumbre y empezando a embriagarse por los ojos, y no sin motivo ciertamente."
-Arrimate un poco acá- me dijo desde su pedestal calizo con manchones de musgo y poco más alto que yo-. Arrimate, contempla....¡y pasmate, Marcelo!
Habíamos subido por el oeste de la montaña, que es el lado por donde las hay mayores que ella, y el panorama con que me brindaba el cura se veía por las otras vertientes; es decir, que era cosa nueva para mi y recién aparecida ante mis ojos. Particularmente hacia el Este y hacia el Norte parecía no tener limites a mi vista, poco avezada a estimar espectáculos de la magnitud de aquel; y era de una originalidad tan sorprendente y extraña que no acertaba a darme cuenta cabal ni de su naturaleza ni de su argumento. Por el Sur se dominaba el hermoso valle de Campoo, ya en otra ocasión visto y admirado por mi; en la misma dirección, y más lejos, los tonos pardos de la tierra castellana; más cerca, el Puerto de marras con sus monolitos descarnados y su soledad desconsoladora. Al Oeste, y asombrandolo todo con sus moles Peña Sagra y los Picos de Europa separados por el Deva, cuya profunda y maravillosa garganta se distinguía facilmente en muchos de sus caprichosos escarceos entre los peñascos inaccesibles y fantasticos de una y otra ribera, y más allá del Deva, en sus valles bajos, según iba informándome don Sabas con el laconismo y el modo con que señala el maestro de escuela con una caña en un cartel las silabas a sus educandos, una buena parte de la provincia de Asturias.
La predicción de don Sabas no tardó en cumplirse. Poco a poco fueron las nieblas encrespándose y difundiéndose, y con ello alterándose y modificandose los contornos de los islotes, muchos de los cuales llegaron a desaparecer bajo la ficticia inundación. Después, para que la ilusión fuera más completa, vi las negras manchas de sus moles sumergidas, transparentadas en el fondo; hasta que, enrarecida más y más la niebla, fue desgarrandose y elevándose en retazos que, después de mecerse indecisos en el aire, iban acumulandose en las faldas de los más altos montes de la cordillera.
Roto, despedazado y recogido así el velo que me había ocultado la realidad del panorama, se destacó bien limpia y determinada la linea de la costa sobre la faja azul del mar, y aparecieron las notas difusas de cada paisaje en el ambiente de las lejanías y en los valles más cercanos: las manchas verdosas de las praderas, los puntos blancos de sus barriadas, los toques negros de las árboledas, el azul carminoso de los montes, las lineas plateadas de los caminos reales, las tiras relucientes de los ríos culebreando por el llano a sus desembocaduras, las sombrías cuencas entre los repliegues de la montaña... Todos estos detalles, y otros mil y mil, ordenados y compuestos con arte sobrehumano en medio de un derroche de luz, tenían por complemento de su grandiosidad y hermosura el silencio imponente y la augusta soledad de las salvajes alturas de mi observatorio.
"Jamás había visto yo porción de mundo tan grande a mis pies, ni me había hallado tan cerca de su creador, ni la contemplación de su obra me había causado tan hondas y placenteras impresiones".
"Jamás había visto yo porción de mundo tan grande a mis pies, ni me había hallado tan cerca de su creador, ni la contemplación de su obra me había causado tan hondas y placenteras impresiones".
Este texto está sacado de la novela "Peñas Arriba", del escritor costumbrista José María de Pereda. Nadie como él supo describir el paisaje de esta región.
Pasaba a desearte felices fiestas!!
ResponderEliminarte dejo un fuerte abrazo!
Nunca lei nada de Pereda pero lo voy a remediar.Magnifica descripcion.Las fotos preciosas.Un buen texto completado con las fotos.
ResponderEliminarUn abrazo Jesus
un bellisimo texto y unas magnificas fotos, todo junto un complemento precioso . un besin de esta asturiana.y muchisimes gracies por compartirlo con todos.
ResponderEliminarYo también siento eso mismo cuando subo ¡pásmate marcelo!...A mi profesora de literatura del Bachillerato le gustaba mucho Pereda, decía que estaba muy infravalorado...tenía razón, como en casi todo.
ResponderEliminarUn abrazo Tejón, gracias por las ventanas abiertas a nuestra caaaaaaaaaaaaasa
;)
Realmente es un placer pasearse por tu blog, gracias por compartir estos preciosos momentos.
ResponderEliminarAnomimo soy yo
ResponderEliminar¡Qué bien descrito la sensación -única- de contemplar el mundo desde la cumbre! Yo no me considero montañero, ni mucho menos escalador, pero siempre tengo presente la famosa respuesta de Mallory a la pregunta de por qué subir el Everest.
ResponderEliminar"Porque está ahí"
Abrazos, Tejón
Quér rabia me da, que a estas alturas de mi vida, Pereda me suene a paseo. El Paseo Pereda de Santander. Preciosas fotos y procioso texto que me han trasladado hasta allí. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarParece ser amigo que tú espiritu es superarte cada mía más y mejor.
ResponderEliminarGran relato y grandes vistas las que nos ofreces.
Me recordasteis mi primera subida a Sierra Nevada, esta no a pie, pero si en coche, tuvimos que parar en un mirador y tenderme cuan largo era, que por cierto no soy muy largo para que el corazón dejara de ir a 200.
Un abrazo
"Augusta soledad". El adjetivo muy bien le viene pintado como pie de fotos "reveladoras".
ResponderEliminarMe quedo con lo de "Jamás había visto yo porción de mundo tan grande a mis pies", realmente tienes que sentirte muy pequeño allá arriba, pero en el buen sentido. Lo mejor es tener la suerte de poder disfrutarlo.
ResponderEliminarBesos
Gracias Allek, felicidades igualmente.
ResponderEliminarPeñas Arriba es la novela más conocida de Pereda, si puedes hacerte de ella creo que te ha de gustar Jose.
ResponderEliminarUn abrazo.
Lo que describe pereda en su obra bien puede valer para los asturianos, Ozna, compartimos y tenemos muchas cosas en común.
ResponderEliminarUn besuco, asturianina.
Pues de verdad pienso lo mismo que tu profesora,Alma. lo que pasa es que nos hacian leer a Pereda y a Cervantes cuando no estabamos aún preparados para ello, yo los disfruto mucho más ahora.
ResponderEliminarQue en nuestras cuevas sigan con las ventanas bien abiertas a todo aquel que quiera entrar.
Un abrazo.
Gracias, vihernes, vuelve cuando quieras.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa sensación es la que noto cada vez que subo a una montaña.
ResponderEliminarUn abrazo Xibeliuss.
En los jardines del paseo de Pereda de Santander, tiene el escritor el monumento dedicado a su obra y está muy bonita la representación de la novela Peñas Arriba.
ResponderEliminarTienes que poner a pereda entre tus lecturas pendientes, Marce.
Un abrazo.
Gracias José, creo que tu ya has disfrutado alguna de las obras del escritor.
ResponderEliminarUn abrazo,amigo.
Juan Serrano, gracias por el comentario y por pasar por mi cueva.
ResponderEliminarSaludos.
Anjana, hoy está facil subir a Puentenansa y disfrutar del magnifico espectaculo que describe Pereda en su novela.
ResponderEliminarUn beso.
Magnífico relato de Pereda que describe perfectamente el paisaje que ven los personajes de Peñas Arriba.
ResponderEliminarSe nota que por algo mereció tener tantos paseos y parques a su nombre.
Ahora está un poco olvidado y es una pena ya que su novelas costumbristas permiten conocer la forma de vida de la gente humilde de la región de tiempos pasados.
Un abrazo.
Gau, menudas vistas, la primea foto me encanta.
ResponderEliminarGracias por los ánimos! Afortunadamente, dejé de gritar al poco tiempo y ya estoy mejor, jeje.
Besos!
Estoy de acuerdo contigo Lito.
ResponderEliminarUn abrazo.
me alegro que estés mejor miu-chan.
ResponderEliminarGracias por comentar.
Un beso.
Una entrada para deleitarse. Belleza en las palabras y en las imágenes. Que sensaciones produce el dejarse cautivar por las maravillas que la tierra nos ofrece!.
ResponderEliminarUn abrazo
Cristina
No conocia a Pereda pero voy a ver si me hago con el libro.
ResponderEliminarMe has puestos los dientes largos,hace bastante que no salgo.
Un abrazo.
QUERIDO AMIGO, QUE BELLEZA, LIBERA MI ESPÍRITU EL SOLO CONTEMPLAR LAS FOTOS, HAY UNA FRASE MUY BONITA, QUE DICE ALGO ASÍ,"SEÑOR TE ALABO EN TU GRANDEZA, AL CONTEMPLAR TU OBRA"
ResponderEliminarSALUDOS TEJON
Gracias Cristina, me alegro que te haya gustado la entrada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Creo que te puede gustar, Fosi.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias abuela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Últimamente llego tarde a todas partes... Bueno, menos mal a que en el mundo de la blogosfera uno puede reengancharse fácilmente, porque existe el "archivo". Plenamente de acuerdo, muy buena descripción y muy buenas fotos también. Abrazos ;-)
ResponderEliminar· Una descripción perfecta desde un punto central de Cantabria. Desde luego, la mole de Peña Sagra su cuerno, y tras ella los Picos, sitúa un poco el lugar.
· Una fotos descriptivas que completan el texto.
· Saludos
CR & LMA
________________________________
·