Esta es la Cueva del Tasugo virtual, pero sucede que la Cueva del Tasugo existe en la realidad y es lo que ahora me dispongo a contar.
Mi madre, (los seguidores de este blog ya la conocéis) heredó hace ya muchos años de su padre un terreno de labranza donde unas veces se sembraban alubias, otras maíz y patatas o remolachas y nabos, que servían tanto para sustento familiar como para alimentar al ganado.
La cueva del tasugo, era un terreno desigual, con un hoyo profundo donde había entre unas rocas una pequeña cueva que servía de refugio y escondite a la fauna de un cercano bosque, y en ella criaban zorros y tejones.
Llegó la concentración parcelaria y con ella la construcción de pistas y carreteras, con el fin de hacer más accesibles los terrenos, cuando la agricultura y la ganadería ya habían sufrido un retroceso tan grande, que los prados y las tierras han quedado en un estado de abandono, que resulta penoso y lamentable ver hoy estos terrenos que antaño fueron tan productivos y ahora solo sirven para dar zarzas.
Después llegó la recalificación urbanística. Las tierras que antes eran rusticas y no se podía edificar, ahora son urbanas y edificables. Donde antes había huertos, ahora crecen los chalets adosados.
La cueva del tasugo siguió siendo rustica y no urbanizable, pero tuvo una transformación, se rellenó y el terreno quedó llano e improductivo.
La nostalgia y los buenos momentos pasados en ese lugar, y por no verlo absorvido por el monte y la maleza, han hecho que estos últimos años, los dedicara a convertir lo que antes era la cueva en un pequeño bosque un tanto lúdico. Allí he reproducido unas estelas cantabras y he construido un banco de piedra, donde todo el que quiera puede sentarse a leer un libro o simplemente contemplar el paisaje y escuchar el canto de los pajaros y los cencerros del ganado.
Hasta aquí, todo muy bonito ¿no?.
Ahora viene la autovía del agua. Obra muy necesaria, es verdad, pues el fin que tiene es garantizar el abastecimiento del agua a toda la comunidad de Cantabria, conectando todas las cuencas fluviales y atravesando toda la región.
Pues bien, la autovía del agua, pasa por la cueva del tasugo, llevándose con ella, árboles y matando mis ilusiones. Las compensaciones económicas son irrisorias ( si se cobran). Así que ahora mi empeño, antes de que entren las excavadoras , es el de recuperar el mayor número de árboles posibles y trasladarlos a otro lugar.
Es una lástima que por una obra (seguramente necesaria), se estropee otra realizado con toda la dedicación posible, ¿ no se puede combinar arte, árboles y canal de agua ?
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues parece que no,en este tipo de obras no hay lugar a sentimentalismos ni a árboles que se pongan por delante.
ResponderEliminarUn abrazo.