Mi corazón acepta todas las creencias.
Prado es para las gacelas y convento para el monje, templo para los ídolos, Kabila para peregrinos, tablas de Torá y libro de Corán.
Profeso la religión del amor doquiera cabalgan sus monturas, pues el amor es mi sola religión y mi fe.
Este texto de Ibn Arabi, nacido en Murcia (1165) de padre murciano y madre beréber, que murió en Damasco en 1240, figura a la entrada del albergue de peregrinos de Güemes, conocido como "La Cabaña del abuelo Peuto"
Comienza a caer la tarde y el goteo de peregrinos es constante, suben la cuesta de asfalto después de una larga jornada cansados, agotados. El día ha sido duro, cuando salieron de Santoña lucía el sol pero en el trayecto han tenido lluvia, se han mojado, han pasado calor.
Tras el último esfuerzo son gratificantes las palabras de animo y de bienvenida que les da Ernesto nada más llegar al albergue donde les va recibiendo.
Se cumplen este año, cien, desde que los abuelos de Ernesto construyeron una casa de labranza donde criaron quince hijos. La madre de Ernesto, la más pequeña de la familia tuvo cinco hijos y en los años cuarenta emigraron a Cataluña como tantos otros huyendo del hambre.
Se cumplen este año, cien, desde que los abuelos de Ernesto construyeron una casa de labranza donde criaron quince hijos. La madre de Ernesto, la más pequeña de la familia tuvo cinco hijos y en los años cuarenta emigraron a Cataluña como tantos otros huyendo del hambre.
Ernesto fue pastor en El Pirineo y allí descubrió su vocación de Pastor de almas.
Hoy tiene 73 años y el pelo blanco pero su corazón sigue siendo joven y en él solo alberga generosidad, amistad, simpatía y hospitalidad. Estas son las palabras más veces escritas y repetidas en el libro de visitas del albergue.
A sus espaldas lleva cientos de miles de kms recorridos por más de setenta países ayudando a quien se cruzaba en su camino, trabajando unas veces en la mina, otras navegando en barcos en condiciones de esclavitud, y en más de una ocasión viéndose privado de libertad por defender a los más débiles.
Tras su regreso a Cantabria, dedicó quince años al sacerdocio en Tresviso en pleno corazón de Los Picos de Europa, fue creador en varias parroquias de Santander de los primeros movimientos asociacionistas en los barrios más necesitados y un luchador y defensor de los derechos humanos.
Fundador de una O.N.G. (Brezo) sus últimos trabajos los ha desarrollado en Haití y las zonas devastadas por el tsunami.
Hace 28 años convirtió la casa de sus abuelos en un albergue de acogida para todo el mundo y hoy está considerado como el albergue más importante del Camino del Norte. El año pasado acogió a más de 3.500 peregrinos, el sesenta por ciento de los cuales son extranjeros.
En el albergue colaboran unos cuarenta y cinco voluntarios y el trabajo se reparte entre todos, ha llegado la hora de preparar la cena, hoy toca carne con patatas.
Ernesto habla tantos idiomas que se entiende con las gentes venidas de otros continentes.
En el albergue colaboran unos cuarenta y cinco voluntarios y el trabajo se reparte entre todos, ha llegado la hora de preparar la cena, hoy toca carne con patatas.
Ernesto habla tantos idiomas que se entiende con las gentes venidas de otros continentes.
Mientras los peregrinos se van acomodando otros voluntarios se dedican a pintar carteles, a hacer leña para el invierno y a tener limpias las instalaciones.
Llegan también algunos "bicigrinos".
Antes de cenar asistimos en grupo junto a los peregrinos a una charla o conferencia que da Ernesto cada día y que él llama "catequesis".
Antes de cenar asistimos en grupo junto a los peregrinos a una charla o conferencia que da Ernesto cada día y que él llama "catequesis".
Nos habla de El Camino del Norte como un camino abierto a la imaginación y a la creatividad, un Camino que no acaba en Santiago de Compostela, que el Camino va más allá, que sigue hasta encontrarnos nosotros mismos y que para eso no hace falta un G.P.S.
Nos habla de la Universidad de la Vida, una Universidad donde no dan titulo pero que nos ha de servir para construir un mundo más justo y solidario en el que cabemos todos sin diferenciarnos.
Nos habla de Ecologismo, de la especulación urbanística, de la destrucción del paisaje, de la desforestación salvaje....
Ya está la cena lista, es austera pero nunca he cenado unas patatas tan ricas, Mila ha ayudado en la cocina y ha llevado un bizcocho para el postre, yo (como no podía ser de otra forma) he llevado dos árboles, un tejo y un magnolio que son bien recibidos por el jardinero y mañana buscará el lugar idóneo para ellos.
Ya está la cena lista, es austera pero nunca he cenado unas patatas tan ricas, Mila ha ayudado en la cocina y ha llevado un bizcocho para el postre, yo (como no podía ser de otra forma) he llevado dos árboles, un tejo y un magnolio que son bien recibidos por el jardinero y mañana buscará el lugar idóneo para ellos.
Después de cenar ofrece Ernesto un chupito de orujo y la tertulia resulta de lo más agradable, no se como se las arregla pero hace posible que nos entendamos todos en este remanso de paz en un apartado lugar de Cantabria donde todos los que pasan quieren volver.
La etapa de mañana es pegada a la costa y los peregrinos pasaran por lugares donde podrán echar a volar la imaginación y casi sobre la mar por acantilados de cuarenta y cincuenta metros de altura sobre el Mar Cantábrico.
Para llegar a Santander han de cruzar en lancha una de las Bahías más bonitas del mundo.
Que buen rato habeis tenido que pasar alli y el albergue tiene muy buena pinta.Bonitos regalos los dos arboles,pero el bizcocho seguro que fue mejor acogido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estas personas no debían de morir debían ser seres protegidos para la eternidad física ,pues la eternidad de su obra ya la tienen conseguida.
ResponderEliminarEs de una gran riqueza lo que con tú esfuerzo nos haces conocer esa gran dedicacion y entrega de amor hacía los semejantes sin el más mínimo afán de lucro.
Un abrazo
Muy interesante las reflexiones de Ernesto. Gusta saber que hay personas con el corazón tan grande que no saben repartir más que bondad. Dan ganas de ponerse en camino, el del Norte o el del Sur, lo importante es caminar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy buen reportaje, con gente así da gusto hacer camino,...
ResponderEliminarEn casa hablamos mucho del camino porque a mi hermana le haría mucha ilusión hacerlo, siempre dice que el camino del que tú hablas hoy aquí es el mas bonito, supongo que todos tendrán su encanto.
ResponderEliminarTodo el rato que he estado leyendote me he estado acordando de ella.
Un saludo Tejón :)
Cuando llegaste a lo de que Mila había llevado un bizcocho y tú...yo pensé que tú habías llevado el hambre :D Me acordé del cuentín aquél del que pedía papel, y luego tabaco y luego lumbre... y al final se excusaba diciendo que "de los trastes de fumar, no traigo más que la gana", jeje, pero no, llevaste un tejo :) Que bonito post, Tejón, cuántas cosas enseña.
ResponderEliminarUn beso
Es fantástico conocer a personas como Ernesto, no sólo nos entregan su generosidad, sino que también son auténticos maestros, personas que nos aportan todo el conocimiento que han aprendido en la universidad de la vida. Sólo hace falta saber ver y escuchar, para aprender todo lo que podemos y enseñarlo a otros.
ResponderEliminar¡Un saludo Tejón!
Gracias como siempre por danos a conocer tantas cosas tan maravillosas Tejón =)
ResponderEliminarBueno que bonito lugar y cuantas cosas.
ResponderEliminarTodo lo que nos enseñas.
Un saludo
QUE HISTORIA DE VIDA LA DE ERNESTO, QUE BELLA LIBERTAD ESPIRITUAL, QUE LUGAR HERMOSO, Y QUE BIEN LO PASARON LOS PEREGRINOS, SALUDOS QUERIDO TEJON
ResponderEliminarMe alegra que todavía haya gente tan desprendida en ayudar a los demás. Es una suerte que la traigas aquí y des a conocer su vida y dedicación.
ResponderEliminarUn abrazo.
El bizcocho fue visto y no visto,fosi, duró menos que un caramelo a la puerta de una escuela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Son un ejemplo a seguir,José.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por pasar.
Eso es lo verdaderamente importante, Valverde, ponerse a caminar.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por pasar, Jose Antonio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muerte roja, yo tampoco he hecho el camino y he de intentarlo no se cuando pero algún dia creo que lo haré.
ResponderEliminarUn saludo.
La duda ofende,Alma, jejeje, puse algo más que las ganas y la proxima vez ayudaré a pelar las patatas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Fernando J. Feliu.
ResponderEliminarErnesto ha donado al la Universidad de Cantabria todo el archivo de sus viajes, más de setenta mil diapositivas, es un gran hombre, no tiene nada de él.
Un abrazo.
Gracias por pasar y comentar,miu-chan, me alegro que te haya gustado la entrada.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias por comentar, Conchi.
ResponderEliminarUn saludo.
Se respira la libertad en la cabaña del abuelo Peuto, abuela.
ResponderEliminarUn abrazo.
Todos debemos alegrarnos de que exista gente buena como Ernesto para recuperar la confianza en nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo,Lito.