Cansado de esperar la llegada del meteorito,
tomó en su mano un canto rodado.
Albergaba en su interior la esperanza de que
si lo lanzaba con fuerza al charco que dejó la bajamar,
el impacto haría de efecto mariposa ,
y la teoría del caos provocaría un tsunami,
de tal magnitud, que una ola gigantesca
avanzaría hasta el interior de la tierra,
extinguiendo todos los infiernos.
"Envejecer es aprender a perder.
Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro.
Un día ya no puedes correr, ni caminar, ni inclinarte, ni agacharte, ni estirarte, ni encorvarte, ni darte la vuelta de un lado, ni del otro, ni hacia delante, ni hacia atrás, ni por la mañana, ni por la noche, ni nada de nada. Solo puedes conformarte, una y otra vez.
Perder la memoria, perder los referentes, perder las palabras. Perder el equilibrio, la vista, la noción del tiempo, perder el sueño, perder el oído, perder la chaveta.
Perder lo que te han dado, lo que te has ganado, lo que te merecías, aquello por lo que luchaste, lo que pensabas que nunca perderías.
Readaptarse.
Reorganizarse.
Apañárselas.
No darle importancia.
No tener ya nada que perder.
Al principio son nimiedades. Luego la cosa se acelera.
Pues una vez que empiezan, pierden sin remisión. A carretadas.
Pierden todo lo que puede perderse.
Y saben que, a pesar del esfuerzo- del combate diario que empieza cada vez de cero-, a pesar de la buena voluntad, no pierden nada por esperar."
El texto en rojo está sacado del último libro que he leído.
Las gratitudes. Delphine de Vigan.
Una lectura recomendable.
·.
Felicidades. Un post genial en en que pueden verse retratadas nuestras existencia y el desarrollo de nuestras vidas. Ese texto rojo es una joya, para tener de cabecera antes de echarnos a dormir.
La foto es fantástica. Has pillado el inicio de un tsunami benéfico, el que habrá de extinguir nuestros infiernos.
Me ha encantado ese guiño/enlace de infiernos. Ojalá sean extinguidos de alguna manera. Tu tsunami es el lado optimista de las brasas que ahí enlazas.
Gracias Jesús.
Un gran abrazo T&T
.·
LaMiradaAusente · & · CristalRasgado
Los infiernos siguen ardiendo y seguimos esquivando los meteoritos.
EliminarGracias y abrazos.
Ese texto rojo, me ha llamado mucho mi atención. Es una experiencia que nadie se puede librar.
ResponderEliminarLa fotografía es una belleza, de las muchas que hay en tu tierra.
Que tengas un feliz fin de semana.
Besos.
Muchas gracias, Antonia.
EliminarBesos.
Uma entrada maravilhosa, cheia de vida, onde me vi carinhosamente retratada com muito gosto e em plena realidade.
ResponderEliminarEres muy guapo y amigo! Gracias, gracias! Salud!
Um beijo
Muchas gracias por tan amable comentario, ¿Teca?.
EliminarQue gran verdad es lo que nos muestras en rojo y en ocasiones no nos damos cuenta que nos esta ocurriendo o a las personas cercanas.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias una vez más por pasar y comentar, Tomás.
EliminarSaludos.
Duro fragmento. Real. Bello.
ResponderEliminarYo estoy comenzando en esa conciencia de la inevitable caída. Ayer era totalmente ajena a todos los achaques que vivían los otros y nadie más. Hoy, ya me duele algo el cuerpo y mi visión me avisa de que ya no soy tan lozana.
Seguiremos. Siempre. Con más conocimiento y profundidad.
Agradecido de verte por aquí, Campu.
EliminarSaludos, seguimos.
Así es la vida. Dicen los científicos que a partir de los 25 años empezamos a envejecer, que es cuando empiezan a morir algunas células. No nos damos cuenta, pero es inevitable mientras estemos vivos. Luego, más tarde, la cosa se va complicando y te vas dando cuenta de todo lo que has perdido y vas perdiendo poco a poco o mucho a mucho, según las circunstancias de cada uno. Lo importante es saber envejecer, pero eso es más complicado.
ResponderEliminarPreciosa foto
Saludos
De alguna forma trataremos de que la cuesta abajo sea más llevadera con el paso de los años, Pini.
EliminarSaludos.
Querido Tejón: hoy, tras leerte de nuevo y recordar lo que leí en esta entrada ayer cuando pasé sin dejar comentario, te recomiendo esta película: El cocinero de los últimos deseos. Ojalá puedas verla y en versión original con subtítulos.
ResponderEliminarAbrazo, siempre, mi querido Tejón.
Buscaré tiempo para ver esa película, además se lo he prometido a "Ñ".
EliminarBesos.
Ao longo do tempo perdemos algumas capacidades cognitivas.
ResponderEliminarMas a sabedoria permanece no tempo, eternamente.
Um beijinho recheado de gratidão!
💘💙💘 Megy Maia
Gracias a ti por pasar y comentar, Megy.
EliminarApunto Las gratitudes, tiene buena pinta. Gracias por compartir!!! Un abrazo desde Castro!!!
ResponderEliminarApunta éste otro, Germán:
EliminarLo demás es aire, de Juan Gómez Bárcena, un paisano que escribe que te engancha.
Saludos.
Empecemos desde ya a aprender e irnos readaptando a reorganizarnos, porque tenemoa que apañarnos con lo que nos va quedando Tejón que cada día nos damos cuenta de lo que vamos perdiendo.
ResponderEliminarGracias por esta gran entrada. La foto de concurso. Me encanta.
Y paciencia con las amapolas, de tropecientas fotos una sale bien ;)
Buena noche .
Un abrazo.
Me alegro mucho que te guste, Laura.
EliminarSeguiré probando con las amapolas, es un reto conmigo mismo.
Besos.
Una foto preciosa, un texto en rojo para enmarcar y no desesperarnos, los que vamos perdiendo ya cada día un poco, un guiño de complicidad y amistad con los infiernos de Alfonso... Me quedo por aquí disfrutando un rato del mar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Cuidado con las olas, el mar anda un poco cabreado.
Eliminarbesos.
Yo siempre digo que al envejecer, el mundo se hace cada vez más pequeño. Lo viví con mis padres. A medida que perdían autonomía, su mundo se redujo a su ciudad, luego a su barrio, a su calle y finalmente a su casa. A última hora, su mundo no llegaba más lejos de los límites de una simple cama. Un saludo
ResponderEliminarYo creo que de lo que me cuentas todos sabemos un poco, Cienfuegos.
EliminarEs triste pero es la realidad aunque nos cueste aceptarlo.
Un saludo.
Una magnífica fotografía. Tanto el texto verde como el rojo, me han atrapado de manera particular.
ResponderEliminarSiempre he temido llegar a los setenta, y tengo ya setenta y cuatro. Viví la decrepitud de mi madre a esa edad con enorme dolor.
Y noto en mis pobre huesos el paso de los años.
Eso si, mientras tenga vida, la seguiré amando.
Abrazos.
Muchísimas gracias, Maripaz.
ResponderEliminarAprendamos a caer para no rompernos muchos huesos,:)
Un abrazo.
Agradecido por este texto de ‘Las gratitudes’ de Delphine de Vigan. Me lo llevo con tu permiso para concienciarme y aliviar así lo que, más pronto que tarde, será desenlace inapelable de nuestra existencia. Y no digo "la mía" por no tentar a la mala suerte, porque vivir muy hermoso y.... Un abrazo.
ResponderEliminarCon tu venia:
Eliminarhttps://blao-blao.blogspot.com/2022/06/en-casa-del-herrero-cuchillo-de-palo.html
Querido amigo grandes textos nos dejas y que verdad tan grande. La foto es espectacular. Un fuerte abrazo
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