Ya me gustaría, ya, ir por ejemplo a Tanzania de safari fotográfico, pero no.
Me vais a perdonar por la calidad de la foto, me parece un atrevimiento, una osadía publicarla, jejeje.
Igual se entiende mejor si os digo que está sacada con mi sencillo móvil desde la ventanilla de un
tren en marcha.
Todos los días al caer el sol, las garcillas bueyeras, cansadas de andar picoteando por los prados, van a
pasar la noche en este rincón del extrarradio de Santander.
Una pequeña laguna en fase de recuperación donde el plumero de la pampa se había adueñado del
entorno.
Y ese instante fugaz, y con el "tracatrá" del tren, como sonido de fondo, llevaba observándolo con
frecuencia, hasta que ayer por fin me atreví a disparar, por ver lo que salía.
Llamadme si queréis "El Loco de la vía".