Subir hasta este pico de 1505 metros de altitud para fotografiar el arco iris no penséis que no tiene sacrificio ni dificultad, hay que madrugar y salir a las siete de la mañana para hacer en autobús dos horas de carretera que nos llevará hasta el Concejo asturiano de Ponga, declarado Parque Natural, un territorio abrupto y escarpado y con vertiginosas pendientes, foces y desfiladeros por donde corren y se precipitan las aguas del río Sella.
El autobús nos deja en el Puente Vaguardo, en pleno desfiladero de Los Beyos, que discurre entre el cauce del río y peñas verticales que apenas dejan espacio para la sinuosa y estrecha carretera.
Nada más bajar del autobús procuramos dejar la carretera despejada en el menor tiempo posible y bajamos hasta el cauce del río para inmediatamente comenzar a subir el fuerte desnivel de más de 1300 metros que nos separa de la cumbre del Pico.
El día comienza con una temperatura de 27º, inusual para estas fechas debido al fuerte viento del sur que sopla encajonado y que será nuestro acompañante durante toda la jornada.
Se sabe que esta zona estuvo ya habitada en la Edad del Bronce y por el camino llegamos a Tolivia, un pueblin abandonado que resulta imposible de ver desde ningún punto civilizado y la ruta pasa por las ruinas de su pequeña ermita.
Parece que sus últimos habitantes lo dejaron hace treinta años y aún quedan entre las paredes de piedra viejos enseres y útiles de tiempos pasados....
...y el pequeño y singular horreo con el tejado de dos aguas donde se guardaban las cosechas, apenas se sostiene sobre los viejos puntales de madera. No sin cierta pena dejamos atrás el pueblo que poco a poco, cada año que pasa ve como el musgo y las hiedras se adueñan de sus piedras.
Sigue la ruta por el interior de un inclinado hayedo que nos va protegiendo del viento y de las escasas, de momento, gotas de lluvia.
Ordenadamente y en fila de a uno vamos subiendo, pausadamente pues ya se nota la dura pendiente en las piernas.
Salimos del hayedo y llegamos a la Vega de Tolivia donde quedan restos de pequeñas cabañas de pastores y desde este punto ya vemos la cima de Sen de los Mulos.
El viento nos da de espaldas y algo ayuda pero a medida que nos acercamos a la cima se hace peligroso andar por un corto tramo de cresta que hay hasta llegar a la cruz.
No puedo dejar constancia de la cima pues las condiciones climatológicas cambiaron de forma brusca, la temperatura bajó hasta los 8º, el viento racheado sopló a más de 100 kms por hora y tuvimos que echar mano de todos los recursos, capotes, guantes y gorros para protegernos del fino granizo que nos golpeaba con fuerza en el rostro.
Bajamos del pico calados y chorreando...
....dejando atrás unas vistas de gran belleza, las nubes que provocaron el granizo y el arco iris no nos dejaron ver los Picos de Europa pero si la cresta de Peña Subes....
...y la mayor masa forestal del Oriente asturiano el bosque de Peloño uno de los hayedos mejor conservados de España.
El agua cesó durante el descenso y por el Collado de Llomena el viento seguía soplando y azotaba con fuerza a los árboles.
No pude resistir la tentación de fotografiar los racimos de frutos del único serbal que encontramos al comenzar a bajar por la pista que nos llevaría hasta el pueblo de Vivoli.
Otro bello pueblo rodeado de montañas y bosque en el que solo quedan ocho vecinos.....
....donde salen a recibirnos, picoteando el suelo, unas gallinas.
Bajo los portales y los horreos aguardan a que llegue el invierno grandes pilas de leña.
Ya nos acercamos de nuevo al desfiladero de Los Beyos, pero antes hemos de pasar por hermosas cascadas cubiertas de musgo que a pesar de lo seco que está siendo este año....
.... salpican y refrescan nuestros pasos.