28/6/10

PLAYA DE COVACHOS


Esta playa que traigo hoy hasta la cueva posiblemente sea una de las más bonitas de Cantabria y parte del litoral Cantábrico. Esta llena de atractivos y singularidades y los habituales a ella no quieren que se de mucha publicidad pues su masificación haría que perdiera encanto.
Cuenta a su favor que el acceso no es fácil y menos en años que los temporales de la mar arrebatan sus finas y doradas arenas dejando bastante roca al descubierto.

Hace millones de años, la cala de Covachos era un pequeño valle fluvial por el que discurría un caudaloso río que hoy ha quedado convertido en este arroyo que precipita sus aguas en la arena.
Es relajante escuchar el agua de la cascada y las olas de la mar.

De aquel fertil valle formaba parte la isla del Castro que aún hoy conserva sus verdes laderas y que está horadada por numerosas cuevas, adentrarse en ellas y observar toda clase de moluscos, erizos, algas, cangrejos, caracolillos y un largo etcétera de especies marinas hace de ella un lugar mágico y fascinante.

El islote del Castro parece que no quiere alejarse de la tierra y sigue unido a ella por un tombolo de arena. Cuando sube la marea, se encuentran las olas y chocan entre ellas al entrar en sentidos diferentes formando tremendos latigazos de espuma.

Enfrente del Castro está la playa de La Arnía, también muy bonita y con sus singularidades, pero la dejaré para otra ocasión.
No dejan indiferentes a los visitantes, los impresionantes acantilados que rodean la cala.

Y por si no tuviera bastantes motivos esta playa para hacerle una visita, este año se ha venido a vivir en ella "Cormo". Así es como han bautizado los habituales a la playa a este ejemplar de cormorán que es la delicia de propios y extraños.

Se ha convertido en el guardián de la playa y el pasado sábado antes de que saliera el sol, he ido a visitarle y a bañarme con él, cosa que hace encantado, sin el agobio de tener que hacerlo todos los días con los numerosos bañistas que se disputan una zambullida con "cormo". He disfrutado como no os podéis imaginar, se deja acariciar y tiene un tacto muy suave, posa para las fotos como si fuese un figurín de moda, ondula el cuello y se contornea con coquetería, me sigue con andar gracioso, emite unos sonidos como si quisiera contarme algo y de vez en cuando me laza un picotazo juguetón.

Le fotografio mientras se baña y lamento haber estado solo en la playa pues no me pude fotografiar con él en el agua.

Ya salían los primeros rayos de sol cuando me marché, y allí le dejé, secando sus alas al sol.

25/6/10

FONTIBRE



El nacimiento del Ebro en Fontibre es un lugar emblemático, muy visitado durante cualquier época del año, por lo que representa este río que vertebra y da nombre a la Península Ibérica, que une las culturas del norte con las mediterraneas y que ha sido testigo de grandes acontecimientos históricos y por donde han pasado civilizaciones que han dejado en sus orillas una marca que permanece con el paso de los años.

En este bello paraje muy bien conservado y con una abundante vegetacion, se encuentran las fuentes del río Ebro. Las aguas del río Ebro se consideran una surgencia del río Hijar, tenido hasta época reciente como afluente del Ebro.

Antes de llegar a las fuentes del Ebro, el Hijar baja escondido entre hayas y acebos.


El escultor cántabro, Jesús Otero talló la piedra en esta alegoría y Menendez Pelayo escribió:
"La aspera sierra que guarda en sus humildes peñascales, la cuna del historico río que a toda la península da nombre y que después de saludar los ferreros lindes de la Vasconia y besar el muro triunfal y sagrado de Zaragoza, viene a rendir tributo a vuestro mar en la Ribera Tortosina, simbolizando en su curso la unidad suprema y la diversidad de la historia Patria".

Bajan las aguas tranquilas y remansadas pero no tardan en precipitarse para emprender un largo y sinuoso recorrido, atravesar seis comunidades y entregarse en el Mediterraneo.

¿Por qué bajas con tal prisa
manso arroyo de Fontibre
de la cumbre montañesa
a los llanos y al mar libre?
¿Por qué tus ondas veloces
huyen de la cordillera
por los tajos y las hoces
hacia la rica ribera?
y el arroyo que se esconde
cuando nace, tembloroso,
a las preguntas responde
con un suspiro amoroso
"Se que una morena
se está muriendo de sed
y voy a Aragón a verla
para darle de beber".
"Pick" 1926

Me gustaría que esta entrada tuviera continuidad en otros" blogs". En tiempos de desencuentros, busquemos lo que nos une. Si tienes fotos del Ebro o el río pasa por tu comunidad, haz una entrada y enseñanoslo.
Se han sumado a la iniciativa:

18/6/10

SANTAYANA DE SOBA



Es Santayana de Soba, un pueblo de apenas cuarenta habitantes, que se encuentra entre árboles escondido, en uno más de tantos parajes y rincones de Cantabria.
La culpa de que os hable hoy de el la tiene Diana, que me dejó ya hace mucho tiempo un comentario en el blog y desde entonces no he echado yo en el olvido pasarme por allí para visitar a Joaquín Sainz de Rozas y su museo.

Es Joaquín un hombre afable, de agradable conversación que recibe amablemente y con mucha paciencia a todo aquel que que llame a su puerta y le pida que le enseñe el museo que ha ido creando durante muchos años.
Nada más traspasar la puerta de lo que fue el antiguo bar del pueblo que todavía hoy sigue abriendo para dar, el que dice es el vino blanco más rico de Cantabria, el visitante tiene una sensacion como si estuviera haciendo un viaje en el tiempo.

Un viaje al pasado que estoy convencido que a muchos gustaría hacer, acompañados de Joaquín y su mujer que es la que limpia todo, " hasta donde llego con los brazos".
Viajar en el tiempo escuchando los discos de pizarra en la vieja gramola que Joaquín pone en marcha sin pedírselo, y comparte con nosotros el escalofrío que nos recorre el cuerpo al oír el registro de una voz de hace más de cien años. Tantos como los rabeles que cuelgan del techo.

Suenan pausadamente las campanadas de los relojes y nos sacan de una especie de letargo en la que nos encontrábamos, escuchando el ruido que hace el paso de la aguja por el surco del disco de pizarra.



¡Como pasan los años! Casi no nos hemos dado ni cuenta y ya estamos en la época de la radio.


De nuevo retrocedemos y nos encontramos envueltos en los hilos de una rueca, rodeados de vasijas de barro donde se metía la matanza en manteca y de unos odres de madera donde se batía la leche para hacer la mantequilla.

Pero donde más a gusto se encuentra Joaquín es llevándonos hasta este arcón lleno de libros que cuidadosamente va sacando y mostrándonos. Ganas dan sumergirse en él y dejarse impregnar del olor rancio del papel y las tapas de cuero y vivir cada una de las historias que en ellos se cuentan.





Y sigue empeñado en hacernos viajar y hace que le acompañemos a la bodega para que probemos el vino blanco y la mistela, está tan bueno que pensamos no abusar no vaya a ser que despeguemos de la tierra y comencemos a volar.
Para acompañar el vino nos saca un queso hecho por el mismo con la leche de sus ovejas y hemos de darle la razón cuando nos dice que "este queso es mejor que ese tan famoso de Navarra".

Como no podía ser de otra manera, volvimos para casa con una botellita de blanco de la mejor "solera" que me dejó al precio del más corriente y un quesuco de oveja.
Dimos palabra de volver este verano pues quedarón muchas cosas por hablar.

14/6/10

NACIMIENTO DEL RIO ASON

Llueve todos los días como si no lo hubiera hecho nunca, y aunque da pereza salir de casa hay que buscar la belleza de la lluvia. Rebosan las aguas en fuentes y manantiales y los ríos bajan sonoros y caudalosos.
El nacimiento del río Asón está espectacular.
Antaño era creencia popular que la cascada donde nace era la cola del caballo de Santiago y que el santo guerrero esperaba dentro de la cueva para una nueva cruzada.
Pero hay otra leyenda todavía más antigua y es la que a continuación os voy a contar.

"Pues, señor, que en el cantil de frente al de la cascada, que constituye tan fantástica cañada, existe una cueva ya casi hundida al construir la carretera y que a ojos de ingenuos se aparece sin nada extraordinario. Y, no obstante, allí vivieron existencia secular dos hermanas anjanas con apariencia de humildes ancianas. Pocas veces se dejaban ver bajo formas de juventud y belleza. Una tenía los cabellos de oro y la otra, de plata... Las dos, muy buenas; pero ésta última tenía un carácter tan alegre, que sus risas, aunque invisible, y sus humorísticas aventuras, servían de comentario no siempre amable en las veladas invernales en las cabañas del contorno, mientras en las sombras suena el aullido temeroso del lobo y la ventisca silba en los collados... Los constantes consejos de la hermana fueron inútiles para tornar su humor, antes bien, acrecentóse con ello, llegando en ocasiones a los límites de la paciencia de las víctimas.

Se recuerdan, como entre nieblas, algunos sucesos dignos de ser salvados de la acción mortal del tiempo... Juan se levanta antes que el sol. Ha de ir a ver la feria de Arredondo y quiere llegar de los primeros. Mas al enfundarse en el traje de fiesta, le es imposible hacerlo por estar cosido muy finamente por varias partes. Su carácter salta violentamente, y entonces oye una risa lejana y armoniosa como música, que le explica el misterio y calma en el acto la nube de furor...¡Ya lo hizo! La anjana blanca...
Ahora es media noche y aún cantó el gallo... ¿Qué desconcierto de campanos da el gran susto a todos en la cabaña de Pedro ?... ¿Qué demonios acontecerá en la cuadra ?... Y allá baja Pedro con su cachaba y su candil. ¡Señor! Ni un animal se movía y hasta el collarón colgado de la viga se dedicaba a su danza fantástica. ¡Por ahí anda la anjana de plata! Suena el violín de una risa no se sabe dónde y retorna la tranquilidad...

Y es Lola, la gentil que lleva las vacas al prado cercano. ¡Ay madre! ¿Qué les pasa a las ternerucas? ¡Buen ñudo les hicieron con los rabos! ¡No tiréis, tochas! Y la güela dice: ¡Chacha! La anjana blanca anduvo en ello... Y la gentil pastora suspira: ¡Si la anjana me diese un buen novio!...
Chus era un niño con un sueño tan profundo que eran incapaces sus padres de despertarle por las mañanas. ¡Y con las labores que tenía que hacer el mi pobre! Ya cansados, una vez le dijeron: Que venga la anjana blanca a despertarle. Y así fue... Los primeros rayos daban en las cumbres, y chus sale sin ser visto y anda que te anda, cae al río... Con la impresión despertó y oyó en la cueva próxima una risa loca y jovial. Nadie se enteró. Volvió a casa y desde aquel día fue el más madrugador de la cabaña...
¿Y la torta de la tía Antonia la del Cotero, que en vez de con azúcar fue hecha con sal? Así se podían citar muchos acontecidos...

Cansada la hermana de la cabellera de oro de tal sembradero de inquietudes, aunque siempre inocentes, tras mucho meditar decidió llevar la tranquilidad a los apacibles habitantes de la cañada. Y una noche, mientras dormía su alegre hermana, mediante signos y palabras cabalísticas, la trasladó invisible hacia la naciente del río y allí la sumergió confundida con la roca. Pero como era de noche sin luna, no observó que la larga cabellera argentada quedaba flotando al aire.
Así fue que antes se deslizaba el agua desde la altura plácidamente por la pared del cantil. Y desde aquella noche es la cabellera de plata de la anjana la que llega hasta el fondo, vehículo de las gotas invisibles... Porque no hay que dudar que es de plata pura; pero acontece que para quien va a llenar de ella odres y marmitas, presto se le trueca en agua fresca y transparente. Y ante esta última humorada suena el rumor de la cascada mágica, que no es otra cosa que la anjana, que siempre ríe y ríe.
¡Ya nadie va a por plata a la cascada! ¡Tesoros encantados, flores de ilusión!
¡Y ahora estamos en plena tragedia!… Cuando la anjana de áureo cabello pretendió salvar a su hermana de la prisión, acaeció que había olvidado completamente el ritual preciso para ello… Y muy triste, muy triste, marchó por Hornedo hacia Bernavinto, bajo cuyo lago es cierto que existe un palacio maravilloso, donde se guarda monumental biblioteca de libros perdidos o aun no conocidos. Y entre sus sabias páginas va por siglos y siglos la pobre anjana buscando el arcano que torne a su hermana al eterno despertar. Mientras tanto, la cabellera de plata sigue y seguirá con su risa musical, que semeja canción, flotando en la brisa aromada y luciendo con el sol las joyas de sus irisadas policromías.
"Leyendas del Valle de Soba" del profesor Sáinz de Santomil.

10/6/10

POLICARPIO-SEGUNDA PARTE



De alguna manera se ha hecho justicia.

Policarpo Sainz, el de La Braguía, podrá seguir viviendo al modo de los antiguos pasiegos: en una cabaña, sobre los pastos, junto al ganado, de manera itinerante en ocasiones, ajeno a lo que ocurre no ya en el mundo, sino en la vecina Selaya. Las vacas que dan sentido a su vida no van a ser embargadas, pero no porque el juez haya estimado el recurso presentado por su abogada, sino porque ciertas donaciones anónimas van a permitirle hacer frente a la indemnización impuesta.

Él sabe algo, aunque desconfía cuando habla: «Han estado pidiendo, por lo que me han dicho. Ha venido aquí, con dos hombres fuertes: que dónde quería ingresarlo, si en el banco o en la caja de ahorros. Y le he dicho: 'No, en tu casa'». Policarpo cuenta el hecho hasta donde sabe, pero no nombra a nadie. Es pasiego.

También explica que «la hucha está puesta en Casa Macho, dentro, en el bar», aunque no lo ha visto por sí mismo porque hace tiempo que no baja a Selaya. Vive en lo alto de La Braguía, en una cabaña en la que no hay ni luz, ni agua, ni teléfono, ni gas, ni televisión, ni nada. Como los antiguos pasiegos. Como aquellos que llegaron hace mil años atravesando los puertos de la Lunada y las Estacas de Trueba para pastorear por los montes de la verde Cantabria. Así vive Policarpo Sainz Sainz en pleno siglo XXI.

Su modo de vida peligró con el embargo de las vacas. Con una pensión de apenas 300 euros, difícilmente podría haber sobrevivido sin ellas. Por eso estos días respira aliviado, al haberse arreglado su situación. Aunque no las tiene todas consigo: «La chica esa, la abogada... Tengo que bajar a estar con ella».

«Tampoco él me paga la vaca»

Todo empezó en la noche del 25 de julio, cuando un vehículo regresaba de Selaya a Vega de Pas. Eran las tres de la mañana y el automóvil atropelló a una de las vacas. La mató, por supuesto. «Se me había secado el bebedero y la vaca fue buscando agua y la mató», explica. Esa noche no hubo denuncia, pero a la mañana siguiente el titular del vehículo la presentó. El trámite judicial acabó dándole la razón: Carpio fue condenado a abonar 3.365 euros. Por supuesto, no los tenía. El juez decretó el embargo del ganado.

Durante todo el procedimiento, Carpio no acertó nunca a entender la verdadera dimensión de lo que pasaba. No comprendía que el propietario del ganado tuviera que hacerse cargo en caso de accidente, y que, de acuerdo con la legislación, debiera asumir los costes de la reparación del vehículo. «Tampoco él me paga la vaca», manifestó a este periódico. Sus declaraciones aparecieron el 8 de mayo y alcanzaron relevancia nacional. Su caso no dejó indiferente a nadie.

«¿Cómo no dejó el coche al lado de la vaca? Marchó con su coche. Hizo el delito, allí dejó el cadáver y marchó con su coche», insiste. El asunto ya ha sido resuelto por el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de Medio Cudeyo, pero Policarpo se atiene a sus razones. «Hay que tratar de incriminarlo. Decírselo a la Guardia Civil e incriminarlo», propone.
Al demandante no lo conoce. De él dice que «es un chavalito de estos tochuzos, que empiezan a mocear ahora. Creo que tiene una tienda, pero no le conozco». Pero se refiere a él como «ese sinvergüenza... encima de matarme la vaca».

Lo que no desconoce es que hay que hacer frente al pago y, como no es él quien va a pagar, y tampoco se fía de la otra parte, propone que el abono se haga con testigos. Lo dice porque «si se lo ha dado y no hay testigos, ese es capaz de negarlo». Desconoce el procedimiento de las transferencias bancarias.

Las vacas y la tierra

Llega la hora de irse. «Tengo que bajar, que se me marchan las vacas. Mira, aquella rojona, se me marcha», comenta. El ganado -«trece hay, con tres o cuatro criucas»- pasta a sus anchas por la finca, en las inmediaciones de La Braguía. Allí hay terreno abundante, pero poco pasto. Es por el frío. Por eso «no tardaré en marchar a la otra finca», que se encuentra en el extremo opuesto del valle carredano, camino de la subida al Campillo. Cuando el ganado 'mude' a esos lugares, Carpio marchará con él. Y vivirá y dormirá con las vacas, también, como hicieron los primeros pobladores de estos montes, que dicen llegados de Oña y Espinosa de los Monteros. «Las llevaré para que coman, y yo con ellas».

El ganado es la vida de Carpio, por los ingresos y por la compañía. Ahora «es esclavo». «Con las vacas aquí no se vive. Dan poco resultado, pero con ellas tenemos que tirar, hasta terminar», afirma.

Policarpo tiene 77 años, y sigue trajinando con gallinas, perros y vacas. A su edad, otros no lo harían. «Se han podrido ya muchos de mi tiempo», recuerda. A él, la vida se la dan esos montes, esas vistas, el contacto con la naturaleza y los animales... y el principio de que no siempre se elige: a veces toca 'hacer de la necesidad virtud'. Y eso que «ya los viejos comemos hasta poco, y con esto de la vaca y los disgustos, menos».

Esas cabezas de ganado es lo único que tiene. Eso, y la tierra. La tierra que durante generaciones fue lo más valioso. La tierra que en estos tiempos parece no valer nada. Carpio sólo necesita la tierra y el ganado, porque sin luz y sin teléfono se vive. «La luz llega ahí: al poste. La pusieron pero lo mandé quitar, porque hubo una chispa, entró la corriente en casa y mató cuatro vacas». La chispa no fue tal, sino un rayo. Todo fue una coincidencia, pero Carpio ordenó quitarlo. Al fin y al cabo, para vivir no necesita luz, ni gas, ni teléfono, ni nada. Sólo las vacas. La tierra de Cantabria y las vacas.
Fuente de la información. "El Diario Montañés"

8/6/10

LA CULTURA DEL TEJO

Este es el ultimo libro que he comprado y de el os quiero hoy hablar.

Está escrito por Ignacio Abella y ha sido posible su publicacion gracias a la colaboración del Gobierno de Cantabria, del Gobierno del Principado de Asturias, la fundacion Felix Rodriguez de la Fuente y la Editorial Urueña.
Un libro fascinante que descubre y enseña todo lo que este árbol mítico representa en muchas de las culturas más antiguas.
Desde tiempos inmemoriales, nuestros abuelos se reunieron al pie de los tejos para celebrar concejos, fiestas, juicios y rituales. La vida de los hombres transcurría alrededor de estos árboles, constituían el lugar de encuentro para las tribus y todavía hoy se pueden encontrar en muchos pueblos tejos junto a los cementerios y las iglesias porque el cristianismo se fue asentando sobre las raíces de los viejos cultos al árbol.
Nuestros ancestros creían que al pie de los tejos vivían los muertos.
Hoy son escasos los ejemplares que sobreviven alrededor de las iglesias, bien porque las obras y acondicionamientos que se han hecho en sus entornos han dañado sus centenarias raíces, bien porque han echado el asfalto encima de ellas cuando no porque los párrocos de estos pueblos han echo poco por evitarlo y se convirtieron en enemigos declarados, como es el caso de el cura de Golbardo que no consiguió talarlo por la oposición que encontró en los vecinos, tan es así que estas coplas tocadas al rabel le dedicaron:


(...) Se piensa este sacerdote
que estamos en la Edad Media
y que puede cortar árboles
como si fueran cabezas.


El tejo lleva milenios
creciendo en brañas y prados
mucho antes que los curas
ya eran los tejos sagrados


(...) Señor cura de Golbardo
que el tejo quiere tirar
eso de tirar los tejos
no es cosa sacerdotal.


Señor cura, señor cura
deje a los tejos en paz
y coja un pico y una pala
cuando quiera trabajar...

Otro buen ejemplo del arraigo de la cultura del tejo lo tenemos en Lebeña donde al lado de la Iglesia de Santa María de Lebeña, una joya del arte mozárabe, declarada en 1893 Monumento Nacional, se conservaba un tejo espectacular catalogado con el numero 10 como árbol singular de Cantabria y tras haber sufrido una severa poda que le fue debilitando, hasta que un fatídico 22 de marzo de 2007 fue abatido por un temporal.
Cuando una grieta hacia ya presagiar su triste final, Covadonga Vejo, poetisa de Lebeña y durante muchos años guia de este lugar escribió este bello poema al "milenario" árbol:


...Hace ya muchos años
que me plantaron aquí
y me encuentro abandonado
¡después que todo lo di!

...si nadie lo remedia
muy pronto he de perecer
y estoy sintiendo viajero
que ya no te vuelvo a ver.


Y encontrarás mis cenizas
al pie de este cementerio
donde descansan en paz
personas que me quisieron

Y cuando seas abuelo
a tus nietos contarás:
"Había en Lebeña un tejo
que era un árbol singular".


Para no extenderme mucho más quiero deciros que las fotos que acompañan esta entrada están precisamente sacadas en la braña de los tejos en Lebeña, un lugar singular donde aún quedan muy bien conservados tejos con cientos de años y que cada año reciben más visitas pues todo el entorno es de una belleza espectacular.

Tienen muchos años y mucha vida como se puede observar con que fuerza brotan las ramas en el viejo tronco.


Dicen que todo buen cántabro debería tener un tejo en su jardín, este de la foto está en uno de mi pueblo, es un tejo de más de cien años, estos árboles soportan podas muy severas y se pueden dar formas como es el caso donde se puede apreciar el globo terráqueo y en relieve la silueta de España y las islas incluidas.


No se si está bien o mal someter a estos árboles a estas podas pero entre la de arriba y la de abajo me quedo con la primera, porque en la de abajo que es una foto escaneada del libro es una muestra del desprecio y la falta de sensibilidad que hay respecto a estos árboles que han sufrido un fuerte retroceso en nuestros bosques porque su madera fue muy codiciada para la fabricacion de muebles, para la construccion de viviendas o bien para el cierre de fincas.

Afortunadamente el tejo ha sido declarado especie protegida y aunque se siguen cometiendo aberraciones como la sucedida con los tejos de Rozadas en Asturias, donde y a pesar de la posición por parte de los vecinos, para construir una carretera se han llevado por delante un buen numero de tejos centenarios, cuando hubiera bastado con correr el eje de la carretera 90 centímetros para salvarlos.





Y aquí os presento a un padre y a un hijo. En una de las muchas veces que he subido a La Braña cogí unas semillas del tejos más viejo del lugar y tras dos años de paciente espera conseguí un buen numero de ejemplares que he ido regalando, el de abajo que ya luce bien hermoso lo tengo transplantado en casa de mi madre.
Para acabar he de decir que el libro es totalmente recomendable, con unas fotos muy buenas y abundantes historias de tejos de Asturias, Cantabria, Castilla-León...
Cuenta también su forma de reproducción, su importancia en medicina, como se ha representado el tejo en escudos y blasones y que ya aparece pintado en las cuevas de nuestros seres primitivos.
Y habrá que estar atentos porque este autor ya está trabajando en otro libro que dedicará a la cultura del roble.

7/6/10

DESTINO, LA MAR


Llevo más de quince días con un zumbido en los oídos,( y no es de abejas) que no me deja sosegar.
Es un zumbido de abejorros que no hacen más que murmurar pensamientos en voz alta por si alguien los quiere escuchar. Y echan por la boca sapos y culebras, maldicen en todas las direcciones, echan chispas sus ojos desorbitados y tratan de influir en los demás. Con voz grave dicen : "Un día de paro no arregla nada, hay que parar hasta que se bajen los pantalones". Luchadores, ellos, los que más, pero ha llegado el día y ellos no van a perder nada porque van a ir a trabajar. ¿ Y no se darán cuenta de que si no paramos mañana, pasado nos van a recortar más?.

Me cabrean tanto estas cosas que para calmar el ánimo y el espíritu esta tarde me he acercado a la mar.

Ese mar que nunca para, travieso como un niño, me relaja, me da paz.



Un sin fin de mariposas me acompañan y aletean a mi alrededor.

Consigo fotografiar algunas, posándose en las flores.



Leo, pienso, busco palabras y escribo.... aquí sentado, junto al mar, una vez más.