No fue fácil llegar hasta allí, el camino era empinado y sobre sus hombros colgaba una pesada mochila,
pero aún pesaba más la que llevaba en su interior.
En ella cargaba pesadumbres, traiciones y desengaños.
No buscaba dioses salvadores, buscaba luz en la oscuridad, recuperar la lucidez y la cordura y bajo las
envolventes ramas de los avellanos se sintió libre del "constante ruido de sables".
Dudó entre quedarse o regresar.
Más, regresó.
Descendió ligero de peso pues en la cima dejó la nostalgia, las mentiras, el odio y el rencor.
Y no fue tan vertiginoso bajar, notaba en cada paso que daba, que recuperaba la alegría, la
ilusión y las fuerzas para luchar contra cualquier adversidad.
Y la edición corrió a cargo de:
Le hice el encargo por ver si se anima y vuelve a sorprendernos con las entradas a las que nos tenía acostumbrados.
El tejón es un gran amigo y me honra dedicándome un espacio en su fantástico blog. Siempre tiene muy buenas intenciones y que me anime a volver es una gran satisfacción pero... sabe él que mis circunstancias casi me lo impiden, pero nunca cerraré esa puerta. Gracias amigo, serás el primero en saberlo.
ResponderEliminarEnhobuena por la foto y la oportunidad bien aprovechada.
Más que un abrazo
Mi querido ALFONSO !Qué alegría leerte y ver q eres amigo de este otro buenísimo fotógrafo y persona ! aunq solo nos conozcamos de letras aquí , eso se nota y ahora aún más viendo q ha hecho este precioso intento por traerte de vuelta a este mundo nuestro de los blogs ..un beso enorme a C. otro para ti y gracias por animarte aunq solo sea este ratito a aparecer en esta ventanita. A veces la carga q pesa sobre nuestros hombros es tan enorme q nos aplasta , por favor q eso no te suceda , cuidate mucho !
EliminarUna bonita publicación la cual me ha gustado. Aunque he de decirte que ojala se podría hacer eso siempre dejar todos problemas en lo alto de una montaña y bajar nuevo.
ResponderEliminarSaludos.
Beautiful post
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarUna fotografía muy bella acompañada de un bonito texto. Recuerdo haber visitado ese blog.
ResponderEliminarNada como la naturaleza para recobrar fuerzas, aunque entrañe dificultad. Es sanador dejar allí el peso que nos atenaza.
Saludos.
Llegar a la cima siempre es una gran hazaña y si consigues dejar todo lo malo en la cumbre, la bajada será un paseo lleno de gratitud
ResponderEliminarSaludos
Dejar lo malo arriba y bajar más ligero, es bueno pero no siempre se consigue amigo.
ResponderEliminarBueno sería que alfonso pudiera volver. Era un gusto leerlo.
Abrazos para los dos.
Una pasada de foto y relato. Gracias.
EliminarUn abrazo.
Volver ligero de equipaje, es la felicidad casi completa.
ResponderEliminarUn abrazo
Subir la cuesta y descargar, esta es la cuestión, liberarse de lo superfluo, andar ligero y volver al suelo plano y a las orillas del mar.
ResponderEliminarSaludos
La historia es real entre hermosa , ojalá pudiéramos tener ese lugar al q poder acudir para q la carga q soportamos dentro quedé allí y volvamos ligeros y sin ese peso. Estupenda la fotografía , la historia y el gesto , un abrazo fortísimo TEJON .
ResponderEliminarjajaja La historia, realmente hermosa *
ResponderEliminarAsí es, parece que la subida es dura, pero en cada paso vas soltando el lastre que llevas dentro y cuando llegas arriba te sientes tan ligero... que ya no importa nada, te renuevas y encuentras las fuerzas necesarias para volver a bajar, para volver a luchar contra cualquier adversidad. Lo describes exactamente como es.
ResponderEliminarMe gusta esos paisajes, pero confieso que no estoy muy acostumgrada a caminar por caminos de grandes pendientes.
ResponderEliminarQue tengas un buen día.
Espectacular ese refugio natural de la foto, me ha encantado. Gracias por compartir tus palabras siempre reconfortantes, un fuerte abrazo desde Castro.
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