¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
El bosque estaba tras de mí; lo conocían
mis oídos: el rumor de sus hojas,
la confusión del canto de sus pájaros.
Sonidos que venían de un remoto lugar.
Y el mar del otro lado, golpeando
la frente, sin rozarla,
cubriéndola de gotas. Era mi piel
quien descubría su frescura,
mi soñoliento olfato quien entraba en el pecho
su duro olor.
¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
Porque no había más, en el lugar del pecho,
que una extendida sombra.
(¿Mas qué frío candente mis párpados abrasa,
qué luz me desvanece, qué prolongado beso
llega hasta el mismo centro de la sombra?)
Joven el rostro era,
sus labios sonreían,
y el retenido fuego de su cuerpo
era quemada luz.
Entramos en el mar, rompíamos
el cielo con la frente,
y envueltos en las aguas contemplamos
las orillas del bosque,
su extensa fosquedad.
Miré, tendidos en la playa, el rostro:
contemplaba las nubes;
y el retenido fuego de su cuerpo
era un sombrío resplandor.
Penetramos el bosque, y en las lindes
detuvimos los pasos;
perdido, tras los troncos, miramos cómo el mar
oscurecía.
Tenía triste el rostro,
y antes que para siempre envejeciera
puse mis labios en los suyos.
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
El bosque estaba tras de mí; lo conocían
mis oídos: el rumor de sus hojas,
la confusión del canto de sus pájaros.
Sonidos que venían de un remoto lugar.
Y el mar del otro lado, golpeando
la frente, sin rozarla,
cubriéndola de gotas. Era mi piel
quien descubría su frescura,
mi soñoliento olfato quien entraba en el pecho
su duro olor.
¿Pero cómo saber, sin la mirada,
la hermosura del bosque, la grandeza del mar?
Porque no había más, en el lugar del pecho,
que una extendida sombra.
(¿Mas qué frío candente mis párpados abrasa,
qué luz me desvanece, qué prolongado beso
llega hasta el mismo centro de la sombra?)
Joven el rostro era,
sus labios sonreían,
y el retenido fuego de su cuerpo
era quemada luz.
Entramos en el mar, rompíamos
el cielo con la frente,
y envueltos en las aguas contemplamos
las orillas del bosque,
su extensa fosquedad.
Miré, tendidos en la playa, el rostro:
contemplaba las nubes;
y el retenido fuego de su cuerpo
era un sombrío resplandor.
Penetramos el bosque, y en las lindes
detuvimos los pasos;
perdido, tras los troncos, miramos cómo el mar
oscurecía.
Tenía triste el rostro,
y antes que para siempre envejeciera
puse mis labios en los suyos.
Francisco Brines,Valencia 1932
Ardimos en el bosque.
Hermoso poema del señor Brines y bella imagen de un árbol centenario,testigo mudo del tiempo.
ResponderEliminarUn saludo.
Un árbol que aún lucha por sobrevivir.
EliminarUn saludo.
Si no me equivoco es un castaño, y parece tener algún vástago vivo. Es muy hermoso y, a la vez, lleno de dolor. Como una cicatriz que se vuelve escultura.
ResponderEliminarAbrazos, Tejón
Si, es un castaño,por tu querida Sanabria también tienes buenos ejemplares.
EliminarUn abrazo.
Precioso poema.Y la imagen del castaño centenario,sobreviviendo a tantos avatares adversos, maravillosa.
ResponderEliminarsaludos
El castaño es un soberbio ejemplar, de los que casi no quedan,Pini.
EliminarUn saludo.
Bonito poema el que elegiste, sin duda es como deliciosa música para el alma de tu foto....
ResponderEliminarAbrazos Tejón :)
Tardé pero di con un poema que creo que acompaña bien a la foto.
EliminarUn abrazo,Nieves.
la mirada... esa protagonista de nuestra propia vida...
ResponderEliminary aquí, en este blog, una vez más... hace que podamos "conocer" este bellísimo poema!
saludos,
Me alegro te haya gustado,mónica pía.
EliminarUn saludo.
Precioso y la foto es una pasada. Buen fin de semana y un beso.
ResponderEliminarGracias Lola, estamos esperando tu vuelta.
EliminarUn beso.
Mi pasión.
ResponderEliminarUn saludo Luis.
EliminarQue grandeza encierra la Naturaleza en sí. Ese árbol legendario del que has realizado una gran foto, es una buena muestra del gran legado que nos deja y una toma de conciencia del compromiso que debemos adquirir cuidando siempre de su conservación.
ResponderEliminarBesos
Ojalá cada vez seamos más los que tomemos conciencia y adquiramos ese compromiso,Antonia.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarPrecioso poema tejón, y la foto.....buff! que bonita!...y que de cosas de la vida cuenta, de la pura vida:)
Un besazo_!
En la foto solo falta un miruello.
EliminarUn beso.
Dramática fotografía para ilustrar in intenso poema.
Si esos viejos troncos hablaran... si nos contarás cuántas castañas nos han dado...
El bosque es una parte de nuestra alma.
Un abrazo TyT
· LMA · & · CR ·
¿Cuanto hace que no vas por la castañera de Pendes?.
EliminarPues a ver ...
Un abrazo,ñOCO.
Um poema belíssimo, Jesús, muito intenso, divino para a alma... e a fotografia traz consigo um forte sentimento de dor... preciosa entrada.
ResponderEliminarUmbeijo
Gracias,amiga Teca.
EliminarUn abrazo.
Puedes creerme o no, pero desde el minuto uno que publicaste estoy comentando, asi como seis veces o mas, era desde el movil, por razones, pues bien, cuando estaba finlizando el comentario, se borraba sin poderlo enviar, o soy cabezona, que si, o te quiero mucho, que tambien, empiezo de nuevo
ResponderEliminarTe comentaba que me marassvilla como acararicias no solo al arbol, es a la naturaleza en general, gracias a
persnas como tú y cuatro mas las cosas tardaran un poco mas en morir
Pienso todos en esta vida estamos por algo.... no sigo porque voy escribir lo que no debo aunque lo sienta grrr
un besazo
Bueno pero al final lo conseguiste, tu constancia no tiene limites y yo me siento muy halagado con el comentario y con tu amistad.
EliminarUn abrazo.
Pasarme por tu rincón siempre es muy agradable. Siempre encuentro la belleza en estado puro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
Ya sabes Maripaz que puedes pasar siempre que quieras, yo te estaré agradecido.
EliminarUn abrazo.
Boa tarde, foto com grande qualidade num todo, mostra todos os detalhes, o poema é fantástico.
ResponderEliminarAG
Buenas tardes,Antonio, me alegra mucho el comentario.
EliminarSaludos.
Con todo son de una belleza igual.
ResponderEliminarUn saludo.
Gracias,Valverde por pasar y comentar.
EliminarUn saludo.
Muy buen poema y excelente toma ... esta naturaleza sigue igual de bonita que cuando lucía en todo su esplendor.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias,Esmeralda, la naturaleza nos ayuda a sobrevivir aún en los peores momentos.
EliminarUn abrazo.
Qué pena que los incendios destruyan los grandes y añosos árboles, testimonio de siglos. Cada vez que llega el verano se me encoje el corazón pensando en los centenarios castaños que pueblan la Dehesa de Candelario, aquí al lado, o los pinos de los años 70, pasto cada año de las llamas, del paraje de Los Pinos.
ResponderEliminarUn saludo
Conozco Candelario, Carmen y no me lo quiero imaginar quemado, lo mismo de otro lugar del que guardo magnificos recuerdos, Las Batuecas, que maravilla, que no se queme nunca, por favor.
EliminarUn abrazo.
¡Qué grande es la naturaleza para inspirarnos!
ResponderEliminarHermoso poema, saludos.