La voz bárcena significa en Cantabria “pequeño remanso en
medio de una corriente de agua”. En Cabuérniga, “lugar apto para el cultivo a orillas de una
corriente de agua”.
El asturiano bárzana posee un significado similar al de Cantabria. El gallego bárcia y portugués várzea comparten la acepción de “terreno cultivado, generalmente ubicado en una planicie a orillas de una corriente de agua.
Pues entre barcenas transcurrió la décima etapa "Luchamos por la vida". Treinta kms separan los pueblos de Bárcena de Píe de Concha de Bárcena Mayor, y caminando unimos los Valles a los que dan nombre el río Besaya y el río Saja. No he de continuar sin avisar que no habrá capote que os libre de mojaros antes de acabar el camino.
Fue tanta la lluvia que nos cayó encima que bien pudo alimentar las Fuentes donde nace el Nilo.
En otras épocas se achacaban todos los males a la "pertinaz sequía" cuando faltaban las lluvias largos periodos de tiempo, pero si algo fue pertinaz este día fueron las nubes que constantemente fueron derramando el liquido que llevaban es sus panzas grises.
Sin alzar la vista del suelo fuimos subiendo hasta llegar a los 1180 metros de altitud. Allí parecían nacer las nubes en brañas verdes donde en estas fechas ya no queda apenas ganado y donde los prados empapados no son capaces de absorber la lluvia.
Poco a poco se va formando un fino tejido de hilos de agua que ladera abajo van arrastrando hojas y alimentando fuentes y regatos.
Me da pereza y temo sacar la cámara pero no me puedo resistir y pasar sin fotografiar la belleza que a través del agua ven mis húmedos ojos, que gotean cada vez que parpadeo.
Formando espuma va desapareciendo el agua en el interior del bosque entre hayas y acebos.
Por momentos las nubes me confunden y no se si se elevan saliendo de entre los árboles o si descienden y se posan sobre ellos.
Van aumentando el caudal los riachuelos y cada vez es más sonoro su discurrir por el interior del hayedo.
Las cascadas son cada vez más grandes y el ruido del agua confunde cualquier conversación.
No cesan de incorporarse al río caudales nuevos que bajan de lo más alto...
....alimentando a un río que parece insaciable y acoge hasta las últimas gotas que se desprenden de las hojas que aún quedan en los árboles.
Rebosa de agua el abrevadero, me rebosan a mi las botas y creo que ya tengo mojados algo más que los pies.
Una cascada tras otra...
...y aquí la más sorprendente.
Desde el origen de los tiempos el agua ha sido motivo de culto en todas las culturas pues allí donde hay agua el hombre puede sobrevivir.
Los celtas y los cántabros adoraban casi todas las manifestaciones de la naturaleza y, en gran medida las relacionadas con el agua, quiero imaginar que los restos que descansan tras esta cascada son de alguien que sentía gran respeto por las aguas, los manantiales y la naturaleza y quiso que su última morada fuera aquí, en este bosque rodeado de "las mozas del agua".
Cuenta una de las leyendas más bonitas de la Cantabria profunda que estas doncellas emergen en las madrugadas de las aguas cristalinas de los arroyos para tejer madejas de finísimos hilos de oro y plata.
Poseen una estrella sobre la frente, son delicadas y transmiten paz. Cuando el sol comienza a calentar el día, las mozas se sumergen de nuevo en las claras aguas y desaparecen en ellas.
Si llegados hasta aquí, aún no os habéis mojado os invito a dar un paseo por Barcena Mayor, uno de los pueblos más bellos y mejor conservados de Cantabria, con sus casonas de piedra y sus balcones todavía cubiertos de flores.
Las calles están húmedas y la temperatura ya ha bajado hasta los ocho grados, hay madera almacenada para encender las lumbres , se acerca ya el invierno.
El río Argoza a su paso por el pueblo baja caudaloso y presto a entregar sus agua al Saja.
En alguna casas ya sale el humo por la chimenea y hay un intenso y agradable olor a leña.
La tarde cae lentamente y las nubes siguen rondando por el hayedo alrededor del pueblo, y pienso que las mozas del agua debieran tejer también collares con las hojas de colores otoñales.
Una salamandra salió de mis botas cuando me descalcé. No me he resfriado pero llevo toda la semana estornudando.
"Estabas en el agua.
Estabas que yo te vi.
Todas las ciudades
lloraban por ti.
Las ciudades desnudas
balando como bestias en manada.
A tu paso
las palabras eran gestos
como estos que ahora te ofrezco.
Creían poseerte
porque sabían teclear en tu abanico.
Pero
No
Tú
no estabas allí.
Estabas en el agua
que yo te vi"
GERARDO DIEGO