Siempre me han gustado las cosas sencillas. La cerámica es una de ellas, y nunca dejo de admirar cuando tengo ocasión, el trabajo de un alfarero con su torno modelando el barro, ya sea un cuenco, un botijo, una jarra, un florero o un puchero. Útiles todos ellos que hoy parecen prescindibles y su uso es más que nada ornamental, pero que fueron bienes muy apreciados y muy útiles desde los primeros orígenes del hombre.
Uno de mis libros favoritos es "La Caverna"de Saramago,y el modesto alfarero uno de los personajes más entrañables de la literatura universal.
El año pasado La Concejalía de Cultura de mi pueblo nos dio la oportunidad de matar el gusanillo organizando un curso de cerámica que tuvo gran aceptacion y este año han repetido.
El maestro ceramista es un vecino del pueblo, y es tan entrañable o más que el alfarero de Saramago.
HOMBRE con mayúsculas, afable, educado, con una paciencia infinita y muy vitalista.Transmite energía y serenidad, y su generosidad no tiene limites.
Escribe, hace tallas de madera, elabora sidra con las manzanas de su huerto y la comparte con los alumnos.
Se llama Aquilino y siempre tiene las puertas de su casa en la Cuesta de Quintana abiertas para todo aquel que se interese por su trabajo. El se lo enseñará gustosamente, pero siempre respetando las horas que dedica a su huerto y a tomar el sol.
Milagros y yo con el maestro
Alguno de los trabajos que hicimos
Ese jarrón tan bonito hizo Mila
Y esta albarca a la que he puesto un tejo
la hice yo
EL HOMBRE VINO DEL BARRO
Subió al azul de la vida de su silencio de barro
y trajo espiga en los ojos y trajo nido en los brazos,
amó la tierna semilla, la mano tibia del árbol,
que del arpa de la lluvia descuelga soles de pájaros.
Descubrió la flor bonita, vino de aromas bailando
y se emborrachó de asombros, bebió el rocío sus labios,
y en el fondo de la flor, halló su alma temblando.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro.
Un día encontró el amor, que era un niño solitario
que con los brazos abiertos, en su pecho buscó amparo.
El hombre le dio calor en el nido del regazo.
Y el amor poquito a poco, lo fue volviendo su esclavo
por él conoció la cruz, la agonía de tres clavos.
Él mismo llevó su sangre a morir en el calvario.
El hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
el hombre vino del barro, vino de abajo, vino del barro
Se sintió dueño de todo lo que encontraba a su paso
emperador de argamasa, muñeco de arcilla, de fango,
quiso suicidarse entonces, y se vistió de soldado
y ya no escuchó la súplica del viento por los peñascos
y corrió, corrió, corrió
apretándose el rosal de la sangre entre los brazos.
No quiso morir entonces, como esa flor que había amado
porque él sabía que en el fondo, estaba su alma temblando.
Porque a pesar de la cruz, de la agonía de tres clavos
de la guerra, de la bala, de la muerte y el calvario
sigue amando, sigue amando.
El hombre vino del barro, vino de abajo,
vino del barro el hombre vino del barro,
vino de abajo, vino del barro.
RAFAEL AMOR®