INMIGRANTES

Nos cuentan desde el Ministerio de turno, que se cuentan por miles el numero de inmigrantes que han regresado a sus países de origen, y sin embargo siguen llegando y continúan dejando una estela de muerte en la mar.

Hace dos semanas he conocido a Oswaldo, viene del Perú. Su tez tan morena hace que sus dientes destaquen más cuando se ríe y de sus ojos vivarachos parece que salen chispas. Y se ríe mucho, no para de reír, y te da las gracias por todo, y vuelve a reír.

Quiere aprender deprisa. Le enseñas el manejo de una herramienta , pone tanto empeño que se acelera, se golpea, se hace un chichón...y se ríe.

Llegó hace un mes, con papeles y trabajo. Si por el fuera trabajaría hasta los Domingos. Quienes le costearon el viaje, le arreglaron los papeles, y le buscaron el "curro"le reclaman el dinero, y como no puede pagar le han quitado el pasaporte, le han arrojado fuera del piso hasta que pague y esta noche ha dormido en una parada de autobús. Te lo cuenta y por un momento pierde la sonrisa.

"La vida acá es muy dura, tan lejos de la familia." Se lamenta, pero al poco rato pregunta: ¿ de que se quejan si allá nunca conocimos la prosperidad?. le invitas a una cerveza...y vuelve a sonreír.

Alguien, se mete con el mencionándole su color en tono despectivo y le llama "hijo de puta". Nos sorprende la respuesta. "Está equivocado señor, si yo fuera un hijo de puta usted seria mi hermano". Acabamos riéndonos todos pues el energúmeno pone cara de sorpresa y todavía debe estar pensando que le ha querido decir.

¡Bien hecho Oswaldo, que no te pisen!