1/9/08

CLANDESTINOS


Clandestinos eran estos libros cuando los compré, hace más de treinta años en las Ramblas de Barcelona y clandestinos han permanecido entre otros libros, en el fondo de una gran caja de cartón después de una mudanza, hace ahora veintitres años.

Impresos en Buenos Aires en 1970 aunque sus páginas estén amarillentas, siguen conservando su frescura, pues en este podrido mundo parece que nunca va a cambiar nada ya que al reencontrarme con la poesia de Miguel Hernandez "El niño yuntero" escrita en los años 30 y viendo estas fotografias llego a la conclusion de que la denuncia que hace con sus versos sigue en plena vigencia y la explotacion infantil continúa y no acaba.

EL NIÑO YUNTERO
Carne de yugo, ha nacido
más humillado que bello,

con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Nace,como la herramienta,
a los golpes destinado,
de una tierra descontenta

y un insatisfecho arado.


Entre estiércol puro y vivo
de vacas, trae a la vida

un alma color de olivo
vieja
ya y encallecida.


Empieza a vivir,y empieza

a morir de punta a punta

levantando la corteza
de su madre con la yunta.


Empieza a sentir,y siente

la vida como una guerra,

y a dar fatigosamente

en los huesos
de la tierra.

Contar sus años no sabe,
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal par
a el labrador.

Trabaja, y mientras trabaja

masculinamente serio,

se unge de lluvia y se alhaja

d
e carne de cementerio.

A fuerza de golpes, fuerte,

y a fuerza de sol bruñido,

con una ambicion de muerte

despedaza un pan reñido.


Cada nuevo día es
más raíz,menos criatura,
que escucha bajo sus pies
la voz de la sepultura.

Y como raíz se hunde
en la tierra lentamente

para q
ue la tierra inunde
de paz y panes su frente.

Me duele este niño hambriento
con una grandiosa espina,
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Lo veo arar los rastrojos,
y devorar un mendrugo,
y declarar con los ojos
que por que es carne de yugo.

Me da su arado en el pecho,
y su vida en la garganta,
y sufro viendo el barbecho
tan grande bajo su planta.

¿Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena?

¿De donde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena?
Que salga del corazón
de los hombres jornaleros,
que antes de ser hombres
son
y han sido niños yunteros.

3 comentarios:

  1. Tio, qué te parece ésta? Igual ya la conoces. Es un poco más "moderna", pero el sentido es parecido.


    Letra de la canción "La Samarreta", que apareció por primera vez en el LP colectivo «Dies i hores de la nova cançó» (1978).

    Jo sóc fill de família molt humil,
    tan humil que d'una cortina vella
    una samarreta en feren. Vermella.

    D'ençà, per aquesta samarreta,
    no he pogut caminar ja per la dreta.
    He hagut d'anar contracorrent
    perquè jo no sé què passa
    que tothom que el ve de cara porta el cap topant de terra.

    D'ençà, per aquesta samarreta
    no he pogut sortir al carrer,
    ni treballar al meu ofici, fer de ferrer.
    He hagut de en el camp guanyar jornals,
    ai, si la gent ja no em veia,
    jo treballava amb la corbella.

    I dintre de tots els mals,
    sé treballar amb dues coses:
    amb el martell i la corbella.
    Gairebé no comprenc perquè la gent
    quan em veia pel carrer
    em cridava: Progressiste!
    Jo crec que tot això era promogut pel seu despiste.

    Potser un altre en les meves circumstàncies
    ja hagués canviat de samarreta.
    Però jo que m'hi trobe molt bé amb ella,
    perquè abriga, me l'estime,
    i li pregue que no se me faça vella.

    Ovidi Montllor

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  2. Gracias Xavi por tu comentario:
    la cancion me gusta mucho pero me pierdo un poco en la traduccion.

    Un beso muy grande para todos y uno más grande todavia para Pau.

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  3. Ahí va la traducción:

    Yo soy hijo de familia muy humilde,
    tan humilde que de una cortina vieja
    una camiseta hicieron. Roja.

    Desde entonces, por esta camiseta,
    no he podido andar ya por la derecha.

    He tenido que ir a contracorriente
    porque yo no sé qué pasa que todo el mundo que me viene de cara lleva la cabeza tocando a tierra.

    Desde entonces, por esta camiseta no he podido salir a la calle, ni trabajar en mi oficio, herrero.

    He debido en el campo ganar jornales, ay, si la gente ya no me veía, yo trabajaba con la hoz.

    Y dentro de todos los males, sé trabajar con dos cosas: con el martillo y la hoz.

    Casi no comprendo porque la gente cuando me veía por la calle me gritaba: progresista!

    Yo creo que todo esto era promovido por su despiste.

    Quizás otro en mis circunstancias ya hubiera cambiado de camiseta. Pero yo que me encuentro muy bien con ella,porque abriga, la quiero,
    y le ruego que no se me haga vieja.

    Un beso a todos.

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