¡Tantas veces te ayudé a cruzarlo!.
¡Tantas, me esperaste al otro lado!.
Hoy subí de nuevo y ya no estabas.
Mi ausencia, fue muy larga,
tan larga que te enamoraste del río.
No creíste mi promesa de volver.
Más creíste a la corriente,
a los susurros del agua.
No dudaste en dejarte llevar
envuelta, entre burbujas y espuma.
Para llegar a la mar
a fundirte con las olas.