El ritmo de mi camino es lento, más me lleva a un mundo de ventanas y puertas abiertas.
En mi camino encuentro mundos de fantasía, soledades y silencio.
El camino es un templo...
...donde libero mis oraciones y mis versos al viento.
En mi mochila pesan más que las viandas la esperanza, las ilusiones y los sueños.
Y aunque a veces me descarrío, retorno al camino y siempre te llevo conmigo.
Aquí es donde restauro los desconchados del cuerpo y las heridas del alma.
Puede que en ocasiones me encuentre perdido, pero siempre encuentro una salida.
En mi camino no hacen falta salvoconductos ni talonarios.
No se puede poner precio a la belleza...
...a los amigos...
...ni al peso de los años.
En mi camino se sueña en verde, se comparten sentimientos y se refuerzan amistades.
Parque natural de Los Collados del Asón.
Vetusta Morla.