Andaba yo por las montañas y una ráfaga de viento me llevó a una isla en un mar de nubes, donde habita un misterioso guardián esperando al solsticio de invierno.
Me recibió con los brazos abiertos, en su isla, los náufragos siempre son bienvenidos...
...y me habló, me dijo que las semillas que yo llevaba en mis bolsillos eran la señal que estaba esperando, para comenzar a construir un mundo nuevo.
Y en ese mismo instante me sumé a su sueño.
Juntos plantamos tejos, hayas, robles, acebos...
Y juntos decidimos que en esa isla solo habitarían hombres libres, de mirada limpia y clara, que nunca construirán con su madera ni arcos ni flechas, y en las hojas pintaran mapas nuevos.
Me recibió con los brazos abiertos, en su isla, los náufragos siempre son bienvenidos...
...y me habló, me dijo que las semillas que yo llevaba en mis bolsillos eran la señal que estaba esperando, para comenzar a construir un mundo nuevo.
Y en ese mismo instante me sumé a su sueño.
Juntos plantamos tejos, hayas, robles, acebos...
Y juntos decidimos que en esa isla solo habitarían hombres libres, de mirada limpia y clara, que nunca construirán con su madera ni arcos ni flechas, y en las hojas pintaran mapas nuevos.