...alguno de los objetivos que me he propuesto para este año recién nacido.
Porque, como dice el refrán: "Una cosa es predicar y otra dar trigo", y yo no soy de predicar en balde, ayer madrugué y acudí a la llamada de la "Asociación Científica de Estudios Marinos"para ir al Parque Natural de las Dunas de Liencres y colaborar junto a un númeroso grupo de voluntarios, plantando barrón y festuca en una de las dunas más degradadas y tratar de evitar su desaparición.
De entrada hacía frío pero una vez puestos en marcha, con buen ambiente y mucho animo, caminando y saco al hombro nos dirigimos al punto escogido para la plantación.
Tras las breves y sencillas instrucciones, con Los Picos de Europa vigilantes y oyendo romper las olas nos pusimos manos a la obra. Más de seis mil plantas en total, el saco parecía que no se acababa nunca.
Los barrones forman a modo de diques o empalizadas que detienen el
avance de la arena, facilitando el asentamiento de otras especies y la
continuidad en la comunidad. Es una planta perenne, rizomatosa, cuyos
tayos pueden llegar a medir más de un metro de altura. Sus raíces desarrollan hasta tres metros de longitud, fijan el suelo, a su lado crecerán otras especies vegetales dando variedad y color a las dunas como pueden ser el cardo marino azul, la azucena marítima o la lechetrezna que servirá de alimento a las numerosas orugas del ecosistema.
También se plantó festuca, una planta más resistente al pisoteo que sufren estas zonas tan degradadas y que ayudará a formar esas pequeñas praderas al borde del mar, tan verdes junto al brezo marino y que tanto llaman la atención a quienes nos visitan de fuera.
Poco a poco "mi duna" fue quedando cubierta por un espeso bosquecillo de pequeños tallos que podrán llegar a alcanzar un metro de altura.
Resitirán a la sal, los vientos, los temporales del Cantábrico pero más de una morirá pisoteada por gente sin conciencia que no respeta el esfuerzo de muchos para el disfrute de todos, saliéndose de los caminos marcados.
Consuela ver como han prosperado las plantaciones anteriores y que el esfuerzo de otros voluntarios en años anteriores ha dado tan buenos resultados, donde había vertederos incontrolados de escombro va creciendo fuerte y robusta la festuca.
Me sentiré orgulloso con el paso del tiempo de poder enseñar este espacio natural que forma parte de mi vida desde mis más tiernos años, lugar de recreo y esparcimiento, de veranos soleados.
Aquí me enseño a nadar mi padre, aquí fui a pescar con él cruzando arenales y aquí donde enseñé a mis niñas a hacer volcanes y castillos en la arena.