Estas sierras en la divisoria entre Palencia y Cantabria forman un profundo tajo entre Peñalabra y Pico Bistruey, por donde se cuelan los húmedos vientos del Mar Cantábrico que al chocar con el frío de estas crestas, (que en algunos casos superan los 2.000 metros), provocan en invierno copiosas nevadas y de ahí viene el nombre de Sierras Albas.
Es cada vez mayor el numero de personas que disfruta de estos parajes de La Pernía palentina y la Liebana cántabra, hábitat de una de las colonias más numerosas del oso pardo cantábrico.
De entre sus escarpadas rocas brotan manantiales y nacen ríos que corren por las pendientes entre escobas amarillas...
...y hacen que entre las piedras florezcan los cardos.
Guardan humedad y frescura los hayedos...
...crecen al libre albedrío los rosales silvestres...
...y la genciana, originaria de Los Carpatos, que tan raramente se adapta a otras cordilleras europeas o asiáticas, se desarrolla tan a gusto en estas calcáreas piedras cantábricas.
Solitarios durante el frío invierno, los pastos de Pineda...
...bullen en verano con los rebaños y el sonar de los campanos.
Posan las nubes su sombra sobre los picos y los prados...
...mientras caminamos entre flores escuchando cercano el reclamo de las perdices...
...y hasta ganas dan de correr con las crines al viento, como caballos desbocados.
Reverentes y empequeñecidos pasamos al lado de la Peña Cigal...
...y mis rodillas aún flexionan para admirar estas orquídeas.
Han sido veintisiete los kilómetros recorridos con buenos desniveles y pendientes de subidas y bajadas sin perder de vista a Caloca,allá, entre bosques y prados a 1108 metros de altitud sobre el nivel del mar, uno más de los numerosos y bonitos pueblos lebaniegos, tantos que se dice que Liebana tiene perdidos entre montañas, tantos pueblos como días el año.