Esta ruta es una de esas que se tienen en la carpeta de pendientes y pendientes fueron las que hubo que subir para llegar hasta los miradores del Pico Valnera.
El Castro Valnera con sus 1.718 metros de altitud es el pico más alto entre Los Pirineos y Los Picos de Europa y la cumbre más alta de los Valles Pasiegos y es la divisoria entre Cantabria y la provincia de Burgos.
A pesar de su baja altitud estas montañas son de origen glaciar y sus cumbres están cubiertas en invierno por la nieve y la mayor parte de los días del año por la niebla siendo la zona de mayor densidad de lluvias de Cantábria, de hecho podemos decir que estamos en el botijo de Cantabria pues las aguas que bajan por los numerosos arroyos y torrenteras alimentan al río Pas, uno de los ríos más caudaloso y principal de la región.
Partiendo de unos trescientos metros de altitud la ruta está considerada de dificultad media-alta pues en apenas seis kms hemos de ascender hasta los 1.123 metros que hay hasta el Pico Colina.
Atrás va quedando la parte boscosa y por delante tenemos toda la zona desforestada que durante años ha servido de pasto de las vacas de raza pasiega hoy casi por completo desaparecida aunque se está tratando a base de subvenciones su recuperación.
De estas despobladas laderas ha salido durante años madera para multitud de aprovechamientos, con ella se han construido barcos, se han alimentado hornos de fundición, se han puesto traviesas de ferrocarril, construido muebles y alimentado lumbres y chimeneas para dar calor.
El abandono de la ganadería hace que poco a poco la naturaleza vaya trabajando despacio y van apareciendo en una primera fase los helechos y los brezos, después aparecerán pequeñas formaciones boscosas y lentamente el bosque se irá recuperando, tendrá que luchar con la ancestral costumbre de hacer fuego que siempre tuvieron los moradores de estas tierras y que resulta de difícil desarraigo.
Los dos intentos anteriores por subir fueron suspendidos por la niebla, hoy el día está despejado pero las nubes empiezan a rondar sobre nuestras cabezas y su sombra se posa por las empinadas laderas.
Cada vez está más lejos Pandillo, allá al fondo del valle.
Seguimos subiendo, las nubes cada vez cobran mayor presencia, se deslizan y juguetean por las cumbres del Castro Valnera.
Hemos llegado a la zona más alta de la ruta, desde donde disfrutamos de una de las vistas más bonitas del pico, hasta su cima aún quedan más de quinientos metros de subida pero hoy no es ese el objetivo que se puede hacer más fácil y con menos dificultad subiendo el Puerto de Lunada a 1.317 metros de altitud.
Una babosa negra se está dando un festín mañanero con las setas que tanto abundan por la zona.
No es fácil pero tampoco imposible ver orquídeas silvestres de gran belleza.
Comienza el descenso y pasamos por una zona de cabañas y viviendas ya en estado de abandono. Según un censo elaborado por la Consejería de Ganadería hay en esta singular comarca de Los Valles Pasiegos unas diez mil construcciones de esta arquitectura tradicional, un verdadero patrimonio cultural que si no hay quien lo remedie acabará en su mayor parte por los suelos.
La bajada tiene su dificultad por el desnivel y las torrenteras de piedra que hay que cruzar....
.....el sol no puede con el rocío y la humedad caída durante la noche hace que el suelo esté muy resbaladizo.
De nuevo entramos en la zona más baja donde el bosque ha recuperado el terreno y los arroyos deslizan sus aguas en multitud de pequeñas cascadas....
....que forman pozas donde apetece darse un baño refrescante.
Otro ejemplo típico de la arquitectura pasiega es ver aún en bastante buen estado de conservación al lado de la casa vividora, esta otra construcción de piedra más pequeña que se conoce como "fresquera" o bodega donde se conservaba la matanza y otros alimentos.
El verde forma un manto y no puede faltar al lado de la cabaña el fresno, árbol mitológico para la tradición celta (origen de los pasiegos según algunos estudios) que servía para ahuyentar los malos espíritus y protegía de las tormentas.
De la armonía con la naturaleza y el amor que el pasiego siente por su tierra da idea esta forma de cubrir el contador de la luz para no desentonar con el medio natural.
Si os sorprende la belleza de estos lugares y estáis interesados en conocerlo, ahora es el momento, antes de que se lleven a cabo los planes que se ciernen sobre estos valles y estos montes poniendo en peligro su estado natural con la pretensión que tienen nuestros políticos de construir un teleférico sin tener en cuenta el impacto medio ambiental.
Una vez más parece ser que no ven otra manera de salir de esta crisis económica que nos ahoga que malgastando millones de euros con estos proyectos que de llevarse a cabo a la larga resultan deficitarios económicamente y causaran daños irreparables.
El tiempo puede ser un buen aliado en esta causa que ya han denunciado grupos ecologistas pues de trescientos sesenta y cinco días que tiene el año casi trescientos están cubiertos por las nubes.
He dejado para el final otra de las razones por las que se debe conservar todo este entorno en su estado actual.
Esta flor que veis es la "lilium pirenaica", ejemplar rarísimo y muy difícil de encontrar que dejamos atrás y que gracias a José Antonio y su mujer que bajaban un poco más retrasados pudimos ver en las fotos que sacaron y que después me han mandado. Desde aquí quiero darles las gracias, ganas me dieron de volver cuesta arriba hasta encontrar esta maravilla.