29/4/10

CARBONERO COMUN

En junio del año pasado estuve observando el ir y venir de una pareja de miruellos hasta que conseguí encontrar el nido para enseñároslo aquí. Como ya sabéis que me gusta mucho compartir las cosas que no son frecuentes de ver, llevo unos días siguiendo el rastro de jilgueros, miruellos, urracas y demás pajarillos por ver si consigo fotografiar alguno de sus nidos y traerlo hasta la cueva y mira por donde, sin querer hoy me entero que en el buzón de madera que tiene en su casa un vecino de mi madre, está criando una pareja de carboneros comunes.

Esta tarde he ido a verlo y a fotografiarlo, al principio me daba reparo levantar la tapa por miedo de espantar a la hembra que está incubando y me dice el vecino que no me preocupe porque todos los días el cartero deposita sus cartas encima y no se asusta, luego él lo abre, recoge el correo y el pajarillo ni se inmuta, ha puesto siete huevos y este es el segundo año que cría en el buzón.

La primera foto, también por temor se la hago sin flash.


Pero esta me decidí a poner el flash y estoy encantado de como quedó. No se a vosotros pero a mi me produce una sensacion de lo más agradable ver al carbonero mirándome con esos ojos brillantes, en ese nido tan acogedor hecho de musgo, hierbas secas y trozos de lana de colores.
Volveré a fotografiarlo cuando tenga los polluelos.

20/4/10

CONTINUACION


Nos espera un largo camino, antes de empezar a andar y mirando hacia atrás ya da miedo pensar en la vuelta, sabiendo que se va a hacer por las crestas que se ven a nuestras espaldas.


Los seguidores de este blog me han acompañado en mis subidas a Tresviso por Urdon y por el canal. Esta vez hemos escogido una ruta nueva y de mayor dificultad, saliendo de San Esteban de Cuñaba, el bonito pueblin asturiano del que os hable en la entrada anterior.

Comienza la subida y a nuestra izquierda bajan saltando de peña en peña las aguas cristalinas de un río.

Sale a nuestro encuentro esta encina, debe ser tan anciana como el castaño de La Riega que dejamos en el pueblo.

El día es claro y luce un cielo despejado, hay poca sombra en el camino y pronto estorba la ropa, en verano con el calor esta ruta debe ser bastante más costosa y dura.


Es primavera y quedan neveros como este donde se puede observar la fuerza del agua que con el desnieve arrastra hasta el barranco arboles y piedras y todo lo que encuentra en su camino. Se aprecia el salto en cascada donde nace el río, aunque ahora apenas lleva caudal.

Hemos llegado al collado La Galavin y paramos para reponer fuerzas, el ritmo del ascenso es bastante fuerte, estamos a 1038 metros de altitud, llevamos andando dos horas y veinte minutos.

Retomamos la marcha, dejamos atrás cabañas y pastizales, nos espera un tramo con bastante pendiente.




Compensa la dificultad del ascenso las vistas que nos esperan. Desde aquí se ven los pueblos de Oceño y Arena de Cabrales y al otro lado de las montañas está el mar Cantábrico y el pueblo marinero de Llanes

A nuestras espaldas imponentes Los Picos de Europa y perdido entre las nubes el mítico Naranjo de Bulnes.

Estamos a 1358 metros de altitud y tenemos que descender hasta los Cuetos de Galameria pasando por los invernales que se ven al final de una vertiginosa pendiente.


Una vez abajo ya se ve la carretera que une Sotres, ( Asturias ) con Tresviso, (Cantabria )

Hemos llegado, antes lo han hecho otros senderistas que han subido por Urdón y se refrescan a la entrada de la taberna, propiamente hacemos lo mismo y nos tomamos unas cervecitas antes de pasar a comer.

Sale queso, cecina, jamón, chorizo frito, corre el vino....

...y el remate son estas raciones de cabrito asado, después vendrán los cafés y el orujo, hay que recuperar las energías perdidas y comenzar el duro descenso.

Parece que se quieren echarnos encima las nubes y si llueve la bajada es peligrosa.

Aurelio se olvida el móvil en la taberna y tiene que darse una fenomenal carrera de nuevo hasta el pueblo a buscarlo.José Luis, Jesús y yo le esperamos y Manuel, Luis y Sidoro continúan y nos sacan distancia.

Estamos llegando a la "Pasá del Picayo" el punto de mayor dificultad de la ruta, no apto para personas con vértigo.

Un paso en falso y bajas directo hasta el Desfiladero de La Hermida que se ve en el fondo de la foto.

Mirando hasta donde alcanza la vista, al fondo de la fotografía, se distingue el Pico Tres Mares, en la comarca de El Alto Campoo, entre Cantabria y Palencia. Se llama así pues en este emblemático pico nacen tres ríos. El río Nansa que desemboca en el Cantábrico, el río Pisuerga, afluente del río Duero que va al Atlántico y el río Hijar que es afluente del río Ebro y que entrega sus aguas en el Mediterraneo.

Menos mal que las nubes que amenazaban con lluvia han quedado frenadas tras las montañas, este descenso que ya por si solo es bastante peligroso, con el suelo mojado es mucho peor, una montañera palentina de 52 años perdió la vida el año pasado haciendo esta ruta.

No es de cobardes agarrarse a los cables.

José Luis pendiente más abajo en actitud vigilante.

Aunque haya que bajar con los cinco sentidos mirando donde se pisa, no se puede pasar por estos parajes sin mirar los colores y los caprichos que tiene la naturaleza. Es un ejemplo de supervivencia esta encina en lo alto y escarpado de la roca desafiando a la ley de la gravedad.


Y si llamativa es la encina en las alturas, a ras de suelo nos atraen nuestra atención, estas campanillas con esos colores tan vivos.

Ya estamos casi llegando, miramos hacia atrás y nos parece imposible que hayamos bajado por esa canal donde no se adivina ningún camino.

Antes de llegar al pueblo donde ya las chimeneas están ahumando, hemos de cruzar por una zona de abedules, un árbol muy bonito y cada vez más escaso.





Meter los pies cansados y doloridos debajo del chorro de agua fría de la fuente es una buena forma de acabar esta ruta, se agradece más que un yacuzzi en un balneario.
Sin contar el tiempo que hemos estado parados y comiendo, hemos andado 20 Kms en 6 horas. Para una ruta de esta dificultad creo que no está mal la media que hemos hecho.

17/4/10

DESDE ESTE PUEBLIN.....

....asturiano, hemos emprendido hoy una ruta, saliendo de casa cuando todavía las lechuzas y los carabos no se habían recogido.

Se llama este pueblo: "San Esteban de Cuñaba". En el año de 1990 fue galardonado como Pueblo del año en Asturias y doy fe de que es bien merecido el titulo por lo bonito y bien conservado que está.

La fuente que hay nada más entrar en el pueblo ya invita a beber, y a su lado se encuentran los restos de un magnifico ejemplar de castaño.

Para darse una idea de la extraordinaria sensibilidad de su gente, basta con leer el homenaje que le hicieron a este árbol, y que me he tomado la molestia de copiar para traerla hasta aquí y compartirla con todos.
"Este castaño, nacido una primavera de finales del siglo XVI, terminó su vida en el otoño de 1994.
Durante sus casi 400 años de existencia ha sido testigo y protagonista de la historia de esta aldea y, más aun de su preciado fruto, la castaña, ha sido el principal sustento de pastores durante los largos inviernos. En agradecimiento y por su generosidad, sus vecinos en nombre de sus antepasados y en el de las decenas de generaciones que han disfrutado de su sombra y de sus frutos, levantan de nuevo el tronco inmortal del "Castaño de la Riega" con el deseo de que nunca nadie olvide lo que los castaños han hecho por nosotros."

Aquí comienza la ruta.
CONTINUARA

14/4/10

LUZ DE ABRIL


No hay paleta de colores ni pintor, que puedan pintar los dorados rayos del sol, cayendo sobre una alfombra verde, una tarde de Abril, desde El Alto del Caracol.

10/4/10

BUSCANDO CUERNOS



Es al comienzo de la primavera cuando ciervos y venados mudan sus cornamentas por lo que es frecuente que por estas fechas se vea pateando los montes a gente buscando los cuernos desprendidos de las cabezas de los astados. Con esa disculpa esta mañana he acompañado a mi cuñado que es un gran aficionado a esta actividad y gran conocedor de los montes.

Para ello hemos madrugado aunque no hayamos sido los únicos, pues hay aficiones para todos los gustos y antes de las ocho de la mañana ya hemos visto gente más madrugadora pescando en los ríos, con botas de agua hasta la cintura, otros montando en bicicleta y otros mochila a las espaldas comenzando alguna ruta de senderismo.

Apenas marcaba el termómetro cuatro grados en pleno Parque Natural Saja-Besaya, el día es depejado pero fresco como las aguas del río Saja que nos reciben cantarinas y arrulladoras. Los espinos nos reciben en plena floración y el sol empieza a despuntar por encima de las crestas más altas de las montañas.


Iniciamos el ascenso por una pista que pronto abandonaremos para subir de forma más directa y también más pendiente, enseguida dejamos de sentir la frescura de la mañana, el ruido de las aguas se va alejando y ya solo se escucha el canto de los pajaros que comienzan a desperezarse.


Las hayas todavía conservan las hojas secas y arrugadas como harapos del año pasado.

El hayedo se vuelve oscuro por unos instantes, pero pronto los primeros rayos de sol comienzan a atravesar las ramas.




Salimos de la espesura y en las brañas más bajas ya se encuentran pastando las primeras vacas que han subido después de pasar el invierno en los establos. Ahora se une el sonido de los campanos con el canto de los pajaros.

Hasta el momento ni rastro de cuernos pero debajo de este árbol prisionero de las hiedras encuentro una calavera que parece que me mira, no se a que especie pertenece, quizás el amigo David o desde los montes del Alto Sil puedan ayudarnos con sus conocimientos.


Continuamos subiendo y a lo lejos se ven los collados de Sejos Y el Puerto de Palombera con restos de nieve del invierno. Los acebos, pacidos los brotes tiernos por los animales adquieren unas formas que no hay jardinero que los iguale.




Llegados a este puntos encontramos excrementos frescos, signo evidente de que los astados han estado pastando antes de amanecer, pero de cuernos nada.

Siguiendo el rastro me adentro entre los acebos y espanto dos venados sin llegar a verles y pasan corriendo por delante de mi cuñado a menos de diez metros. No me hadado tiempo ni de sacar la maquina de fotos.

Como la mañana está resultando bastante frustrante, reponemos fuerzas y continuamos caminando.

Pasamos por una zona de escajos que nos llegan por la cintura y nos llenan de pinchos hasta la entrepierna. Que bien me habrían venido aquí unas botas como las de los pescadores que vi metidos en el río.



Los únicos cuernos que encontramos son los de una vaca muerta apoyados en este chozo de pastores semiderruido y abandonado.

Bajando aprovecho para sacar algunas fotos a plantas...

...árboles de gran porte...

....más huesos...

...hongos...

...mi cuñado abriendo camino...


...y esta foto sacada a través de un árbol agujereado.
No hemos encontrado ningún cuerno pero hemos disfrutado extraordinariamente de la naturaleza.